El Triunvirato del Crimen y la Farsa de la Seguridad
En un despliegue de eficiencia homicida que haría llorar de envidia a cualquier burócrata, el norte de Veracruz ha sido bendecido con una trilogía de atentados en antros, una suerte de “happy hour” balístico que demuestra el floreciente espíritu emprendedor del crimen organizado. Mientras los ciudadanos de a pie se preocupan por trivialidades como la inflación, los señores de la guerra local ofrecen un crudo recordatorio de cuáles son las verdaderas prioridades: una danza macabra de plomo y sangre que deja cuatro ciudadanos emancipados de sus problemas terrenales y tres más con un recordatorio tangible de la fragilidad humana.
El episodio más reciente de esta saga tuvo lugar en el establecimiento de nombre irónicamente optimista, ‘Copa de Oro’. Allí, un grupo de caballeros, evidentemente impacientes por cerrar tratos, optaron por el método exprés de la comunicación interpersonal: la negociación a balazos. Los testigos, probablemente confundiendo el evento con una proyección especial de una película de acción, observaron cómo los emisarios de la muerte despachaban a su objetivo con una precisión que el gobierno promete, pero solo el hampa ofrece.
La respuesta estatal, como es tradición en estos lares, fue un operativo de seguridad tan efectivo que logró capturar… el aire que dejaron atrás los sicarios al huir. Una coreografía perfecta: los malhechores actúan, la policía llega para tomar fotos y medir distancias, y la vida, o lo que queda de ella, continúa.
Pero no todo fue espontaneidad. En ‘La Brocheta’, otro templo del ocio nocturno, se ofreció una función doble: dos fallecidos y un gerente herido, quizás por protestar que el espectáculo no estaba en el menú. Mientras, en el ‘Maryboo’, la víctima era un caballero cuyo currículum, según los rumores, incluía el cargo de oficial de Transporte Público Estatal. Una ironía suprema: quien posiblemente dedicó su vida a facilitar los traslados, fue trasladado al más allá en un viaje sin retorno. El dueño y el DJ, heridos, completaron el elenco de esta tragedia bufa.
Este año, Veracruz se ha consagrado como el escenario principal donde el crimen organizado representa su obra maestra, una epopeya de violencia cuya segunda temporada se desarrolla con particular entusiasmo en el norte del estado. Las instituciones, en un alarde de realismo mágico, insisten en que tienen el control. Y quizás lo tengan: control sobre el arte de redactar comunicados que convierten masacres en estadísticas y promesas vacías. La verdadera ley, al parecer, la escriben cada noche, con fuego, quienes realmente gobiernan las calles.