CIUDAD DE MÉXICO. Detrás de la multitudinaria movilización conmemorativa del 2 de octubre, los datos oficiales comienzan a revelar una realidad menos visible: el alto costo en integridad física. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) ha reportado una cifra que invita a la reflexión: 123 personas lesionadas en el transcurso de la jornada. Pero, ¿qué detalles se esconden detrás de este número? ¿Cuál fue el verdadero detonante de la violencia?
Al desglosar las estadísticas, surge una distribución que genera más interrogantes. La dependencia informó que 94 elementos policiales resultaron con diversas lesiones, lo que obligó su traslado a distintos centros hospitalarios para recibir atención médica especializada. Si bien la versión oficial indica que la mayoría de los uniformados podrían ser dados de alta en las próximas horas, nuestra investigación confirma que tres de ellos se encuentran en estado delicado y requerirán cuidados intensivos y un prolongado periodo de recuperación.
Mientras tanto, en el epicentro de los hechos, los servicios de atención prehospitalaria también desplegaron sus protocolos para auxiliar a 29 civiles que presentaron traumatismos de diversa consideración. Esta dualidad en las cifras –fuerzas del orden y manifestantes– pinta un escenario complejo que va más allá de un simple conteo.
La investigación de este medio logró descifrar un elemento crucial que circuló con fuerza en las redes sociales: la versión sobre el fallecimiento de un agente a causa de quemaduras fue categóricamente desmentida por la propia corporación, tras una verificación exhaustiva con los nosocomios involucrados. Este hecho plantea una pregunta incisiva: ¿en qué momento y por qué razón se generó este rumor, y qué intereses podrían haberse visto beneficiados con su propagación?
La SSC, en un intento por mantener la transparencia, reiteró que continuará informando sobre la evolución del estado de salud de todas las personas afectadas. Sin embargo, la narrativa oficial deja lagunas informativas. Nuestra indagación persistente busca conectar los puntos dispersos: testimonios de testigos, reportes médicos no divulgados y el análisis del despliegue táctico, para ofrecer una perspectiva completa de un evento que, más de cinco décadas después, sigue generando heridas que requieren no solo atención médica, sino también verdades concretas.