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Nacional

La paradoja de la inmunización en la tierra del olvido oficial

La tragedia evitable se cobra más vidas mientras la maquinaria burocrática se moviliza tardíamente.

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En el gran teatro de lo absurdo que es la salud pública nacional, el estado de Chihuahua representa una tragicomedia en acto decimoséptimo. Las cifras, frías e impersonales como los funcionarios que las recitan, anuncian con pompa burocrática que el sarampión ha ascendido su macabro conteo a diecisiete fallecimientos.

Foto: Redes Sociales.

El último acto de esta farsa lo protagonizó un infante rarámuri de ocho meses, cuya única falta fue nacer en el municipio equivocado, en la familia incorrecta, en el México paralelo donde las dosis inmunizadoras son tan escasas como la conciencia gubernamental. El menor, según el informe oficial que huele a trámite post mortem, carecía de «antecedentes de vacunas». ¡Vaya descubrimiento! Como si los bebés llevaran consigo su cartilla de vacunación al nacer.

La defunción, ocurrida en Cuauhtémoc el pasado 29 de agosto, se suma al catálogo de cuatro mil ciento doce contagios que adornan las estadísticas como trofeos de una batalla perdida. Quince almas hospitalizadas completan el cuadro de este panorama sanitario desolador, mientras los escritorios oficiales se llenan de informes que nadie leerá.

Los municipios de Cuauhtémoc, Chihuahua capital y Nuevo Casas Grandes se disputan el dudoso honor de liderar el ranking de la desgracia. Y como en el mejor de los sainetes, las autoridades han decidido actuar… ¡después del desastre! Ahora despliegan jornadas de inmunización por las sierras, como si intentaran apagar con un dedo el incendio forestal que ellos mismos permitieron que comenzara.

Este sábado, en un alarde de eficiencia tardía, el Gobierno del Estado instaló un módulo en la Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez. Avenida Universidad Tecnológica 3051, colonia Lote Bravo. Anoten la dirección para la próxima epidemia. Allí, el personal médico aplicó dosis doble viral y triple viral con la meticulosidad de quien cierra el establo después de que han huido los caballos.

El director médico del Distrito de Salud II Juárez, Rogelio Covarrubias Gil, destacó con orgullo estas acciones que «refuerzan la cobertura». Qué noble gesto: proteger a la población contra una enfermedad que debería estar erradicada en el siglo XXI, como los discursos de campaña incumplidos.

La Secretaría de Salud, en un arrebato de generosidad, recuerda que la vacuna sigue disponible en veintitrés Centros de Salud de la Zona Norte. Horario de 8:00 a 13:30 horas. Por favor, no mueran fuera del horario de oficina.

Así funciona el sistema: primero permite que la epidemia se propague, luego cuenta los cadáveres, después organiza jornadas de vacunación y finalmente emite comunicados para autoelogiarse. Mientras tanto, en la otra realidad —esa donde viven los ciudadanos—, diecisiete familias aprenden que en el México profundo, la salud es un privilegio, no un derecho.

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