Reinventando las Reglas del Juego: Más Allá del Proteccionismo Tradicional
La reciente decisión de la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la Cámara de Diputados, de sancionar un incremento masivo de gravámenes a importaciones, no es solo un ajuste fiscal. Es un acto disruptivo que cuestiona el dogma globalista de las últimas décadas. ¿Y si, en lugar de verlo como un muro, lo interpretamos como el primer borrador de un nuevo modelo de soberanía productiva?
Al enfocarse predominantemente en mercancías de origen asiático, especialmente chino, esta reforma a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación lanza un guante. No se trata únicamente de proteger industrias locales; es un experimento audaz para redirigir flujos comerciales, forzando una desconexión controlada de cadenas de suministro hiperconcentradas. La votación, con 10 apoyos, un rechazo y ocho abstenciones, refleja la tensión entre el statu quo y la búsqueda de un camino propio.
La Geopolítica en una Lista de Productos
La lista de naciones afectadas—China, Corea del Sur, India, Vietnam, Tailandia, Brasil, Indonesia, Taiwán, Nicaragua, Emiratos Árabes Unidos y Sudáfrica—es un mapa de poder económico redibujado. Los incrementos, que oscilan entre el 10% y el 50% sobre textiles, automóviles ligeros, electrodomésticos, motocicletas, químicos y autopartes, son más que números: son señales. Imaginemos estos aranceles no como un costo, sino como una inversión forzosa en resiliencia. ¿Puede este “dolor” arancelario a corto plazo estimular una oleada de innovación local que hoy parece imposible?
La verdadera disrupción yace en los 316 ítems que pasarán de tasa cero a tener una carga tributaria. Aquí, el pensamiento lateral es crucial: no es solo recaudar, es revalorizar. Al asignar un precio a lo que antes era “gratuito”, se altera radicalmente la ecuación de costo-beneficio para los importadores, creando un espacio de oportunidad para soluciones nacionales o de nearshoring que antes no eran competitivas.
De la Defensa a la Ofensiva: Reimaginar la Competitividad
El discurso convencional habla de “proteger” la industria nacional. El enfoque visionario propone usar esta barrera como un trampolín. La historia nos muestra que la presión proteccionista, mal administrada, genera estancamiento; pero bien canalizada, puede ser el catalizador de saltos tecnológicos, como sucedió en sectores estratégicos de otras naciones. La pregunta provocativa es: ¿estamos construyendo un vivero para dinosaurios o un laboratorio para campeones globales?
La medida, que impacta 1,463 artículos, debe ser solo el primer movimiento. El siguiente debe ser una revolución paralela en educación técnica, financiamiento ágil para emprendimientos industriales y una simplificación regulatoria interna que convierta el oxígeno de los aranceles en fuego para la creatividad manufacturera. El riesgo es grande, pero el mayor riesgo sería no intentar redefinir las reglas. Este no es el final de una era de comercio abierto; es el borrador experimental de lo que podría venir después.















