En un acto de filantropía sin precedentes, la sumo sacerdotisa del cromatismo, Ágatha Ruiz de la Prada, ha descendido de su Olimpo ibérico para otorgar a las masas mexicanas el santo grial de la vanidad: una colección de esmaltes de uñas. No se trata de meros potes de pintura, ¡jamás! Es un plan geoestratégico de salvación nacional a través del lacado ungueal.
Mediante un comunicado redactado, sin duda, por los mismos arcángeles que susurran las tendencias a las élites de la moda, se nos informa que este “espíritu vibrante” no es un simple barniz, sino una declaración de principios éticos, morales y probablemente constitucionales. En un mundo al borde del colapso climático, nada es más reconfortante que saber que nuestros dedos lucirán un rosa fucsia libre de los 11 químicos más agresivos, porque los otros 39 químicos restantes son, obviamente, benevolentes y amables con el ecosistema.
La colección, una alegoría perfecta del capitalismo tardío, ofrece dos caminos hacia la iluminación: el “Efecto Regular” para los neófitos y el “Efecto Gel” para las devotas más avanzadas que anhelan una promesa de durabilidad de 12 días, un período que supera con creces la atención media de un gobierno por cualquier problema social urgente.
El ritual de aplicación es tan complejo y lleno de significados como una ceremonia ancestral: Base Coat, esmalte, Top Coat. Un sistema tripartito que parodia la división de poderes, pero que, a diferencia de este, sí funciona y garantiza un sellado de larga duración y un brillo bonito. Para los más fervientes creyentes, existe incluso un plan de salvación premium, el “Plan 1, 2, 3 y 4”, que incluye un “Primer” para una adherencia superior, simbolizando la férrea lealtad que el sistema espera de sus ciudadanos-consumidores.
Los precios de esta gracia divina oscilan entre los $88 y $118 pesos, una oferta democrática al alcance de todos aquellos que puedan priorizar el brillo de sus uñas sobre, digamos, el precio de la canasta básica. Ya disponible en los templos modernos del consumo: Mercado Libre, Amazon México y Liverpool.
Así, mientras las bases de la sociedad tiemblan, nosotros podemos mirarnos las manos y sonreir, reconfortados por el saber que nuestra pigmentación es uniforme desde la primera capa y que nuestro compromiso ético, aunque superficial y de secado rápido, está perfectamente sellado con un bonito brillo.