El Misterioso Itinerario de un Vuelo de Extradición
Tras casi seis horas en el aire, el Challenger 605 de la Fiscalía General de la República (FGR) no seguía una ruta convencional. A bordo, el ex Secretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, conocido en los círculos criminales como “El Abuelo” o “Comandante H”, iniciaba su viaje forzoso desde Asunción, Paraguay, hacia la justicia mexicana. Pero, ¿por qué su traslado estuvo marcado por escalas inesperadas y cambios de último minuto?
La aeronave, que despegó del Aeropuerto Silvio Pettirossi, realizó su primera parada en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, Colombia. Los rastreadores de vuelos, herramientas esenciales para seguir el pulso de estos movimientos clandestinos, inicialmente sugerían una escala en la isla de Cozumel. Sin embargo, el plan de vuelo fue alterado de manera súbita, redirigiéndose hacia Tapachula, Chiapas, una ruta que plantea más interrogantes que respuestas. ¿Qué motivos de seguridad o logística impulsaron este cambio de rumbo sobrevolando territorio mexicano?
Una Expulsión Express que Evitó la Justicia Paraguaya
La entrega de Bermúdez no se dio a través de los canales diplomáticos y judiciales ordinarios. Nuestra investigación revela que el Gobierno de Paraguay ejecutó una decisión migratoria soberana, un movimiento político que cerró de facto el proceso de extradición que apenas comenzaba. El juez Osmar Legal le había ofrecido al acusado la opción de un trámite simplificado de entrega voluntaria, una vía rápida que su defensa jurídica rechazó de plano.
Este rechazo, en lugar de alargar su estancia, activó un plan B contundente: la expulsión por estancia irregular. ¿Fue esta una estrategia deliberada de las autoridades paraguayas para evitar un proceso judicial largo y mediático? ¿O hubo presiones o acuerdos tras bambalinas entre gobiernos para acelerar el desenlace? La negativa de Bermúdez a la vía rápida resultó ser un cálculo erróneo que precipitó su salida.
El Operativo que Desmanteló su Refugio de Lujo
Todo comenzó con un allanamiento meticuloso. El 12 de septiembre, agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) y la Fiscalía paraguaya irrumpieron en una lujosa residencia en el exclusivo barrio Surubi´í de Mariano Roque Alonso. La incautación no fue menor: dinero en efectivo, joyas de alto valor y un vehículo de gama alta fueron asegurados en el lugar, pintando el perfil de un fugitivo que vivía lejos de la austeridad.
La orden de captura mexicana, activa desde febrero de 2025, y la posterior ficha roja de Interpol emitida en julio, habían cerrado el cerco internacional alrededor de Bermúdez, acusado de mantener vínculos con la organización criminal “La Barredora”. Su captura no fue un golpe de suerte, sino el resultado de un trabajo de inteligencia coordinado.
La Caravana Oficial que Aseguró su Traslado
La recepción del exfuncionario en México no estuvo exenta de un operativo de seguridad de alto nivel. Elementos de élite del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la FGR y el Instituto Nacional de Migración (INM) viajaron expresamente a Asunción para orquestar cada detalle de la entrega. Su destino final, contrario a lo programado inicialmente, no sería el penal del Altiplano de inmediato, sino el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1, luego de su arribo a suelo chiapaneco.
Este episodio subraya una nueva tendencia en la cooperación internacional contra el crimen organizado: el uso de figuras migratorias para agilizar repatriaciones, evitando la burocracia de las extradiciones. Una lección de que las puertas de escape para los funcionarios corruptos se están cerrando, una a una.