En un acto de desbordante munificencia que seguramente hará llorar de emoción a los accionistas de las grandes corporaciones, el gobierno federal, a través de su siempre generosa Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT), ha decidido otorgar la sublime limosna de un descuento del 50% en el pago por el espectro radioeléctrico. Este acto de caridad fiscal, digno de los anales de la filantropía moderna, tiene una pequeña condición: que los magnánimos concesionarios presenten planes de ampliación de infraestructura, esos documentos que suelen adornar estantes con el mismo vigor con el que evitan las zonas sin rentabilidad.
“Anhelamos abrir y asignar el éter radioeléctrico en toda la nación. Requerimos una normatividad que lo permita. Es una visión social”, proclamó con unción la presidenta de dicha Comisión, Norma Solano Rodríguez, en un comunicado que rezuma un optimismo tan contagioso como irreal. Según esta nueva teología regulatoria, “los operadores comerciales y los pequeños actores podrán acceder a esta rebaja del cincuenta por ciento en el tributo anual por el espectro, como retribución por desplegar cobertura en esas regiones ignotas donde el internet es todavía una leyenda urbana”, declaró.
“Se trata de un mecanismo tangible y ejecutable, consagrado en la ley, que iniciará su andadura en 2026, y con el cual se pretende alumbrar a las 126 mil localidades y 17 mil kilómetros</strong de carreteras que habitan en el olvido digital", añadió, pintando un futuro utópico con brochazos regulatorios.
La comisión, en un arrebato de actividad frenética, ya se afana en esculpir los criterios para implementar la novedosa Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, así como las enmiendas a la Ley Federal de Derechos. La señora Solano Rodríguez sentenció con convicción mesiánica que “la labor del regulador emana de un principio sagrado: el internet es un derecho humano fundamental. A partir de este dogma, todo el entramado normativo orbita alrededor de este sol, habilitando artilugios que faciliten el acceso al espectro, el despliegue de infraestructura, que optimicen los servicios, que permitan a nuevos actores ingresar con mayor facilidad, que incrementen la oferta y que, finalmente, conecten a los seres humanos que hoy yacen en la oscuridad informática”. Una visión tan loable que casi hace olvidar que el mecanismo principal es regalar el bien público a mitad de precio.
El Santo Grial de la Burocracia: La Ventanilla Única
Entre las medidas colaterales de esta cruzada digital, se erigirá una Ventanilla Única de Telecomunicaciones. Su misión divina será homologar, simplificar y digitalizar los trámites en dos mil 478 municipios, porque nada dice “eficiencia” como centralizar la burocracia en un solo altar donde se le pueda rendir pleitesía. “No podemos concedernos el lujo de que asuntos burocráticos entorpezcan el despliegue”, explicó la funcionaria, en una declaración que merecería un premio por su maestría en la subestimación.
El Relato Oficial Sobre el Precio del Aire
Para coronar este relato, la Comisión aseguró con una solemnidad incuestionable que los precios del espectro radioeléctrico en el país son un 7% más bajos que el promedio internacional. Esta perla estadística se extrajo de un estudio que tomó en consideración los datos del extinto Instituto Federal de Telecomunicaciones en 47 países, demostrando que, en el reino de lo abstracto, siempre se puede encontrar un número que justifique cualquier generosidad con el patrimonio nacional.



















