Desde mi experiencia en el ámbito de la salud pública, he visto cómo la disponibilidad de un biológico puede marcar la diferencia entre la tranquilidad y la angustia para miles de familias. La Secretaría de Salud acaba de anunciar una noticia crucial: la vacuna BCG ha sido liberada y estará disponible para su aplicación en un plazo estimado de quince días, es decir, hacia el final del mes actual.
El organismo detalló que, a partir de hoy, iniciará la distribución del inmunológico en todas las unidades médicas de la nación. Sin embargo, y esto es algo que he aprendido a observar con detenimiento, no se especificó el número total de dosis que estarán accesibles, un dato vital para una logística eficaz.
Permítanme contextualizar esta noticia. Recuerdo claramente que, desde mediados de 2025, comenzaron a llegar reportes de un desabasto crítico de este vital producto en varias entidades federativas, entre ellas Guanajuato, Colima, Baja California y Nuevo León. En la práctica, esta carencia genera una ventana de vulnerabilidad en nuestra población más joven, una situación que ningún sistema de salud desea.
El 29 de julio, el secretario de Salud, David Kershenobich, explicó que la responsabilidad recayó en el laboratorio proveedor para México, el cual cambió su sede de producción en la India. He sido testigo de cómo estos cambios en la cadena de suministro global, aunque parezcan ajenos, tienen un impacto directo y tangible en nuestros consultorios y hospitales.
Este traslado, a su vez, requirió la expedición de un nuevo permiso sanitario por parte de la Cofepris, lo que añadió cuatro semanas más de demora. Les puedo afirmar que estos procesos regulatorios, aunque esenciales para garantizar la calidad y seguridad, son a menudo el cuello de botella que prolonga la espera en situaciones de urgencia.
La Ssa fue enfática al recordar un principio que todos los que trabajamos en vacunación tenemos grabado: “La vacuna BCG es segura y eficaz; protege contra las formas graves de tuberculosis, como la meningea (en el cerebro) y la miliar (en la sangre)”. Su eficacia para prevenir las manifestaciones más severas de esta enfermedad está ampliamente respaldada por décadas de aplicación.
Por último, es fundamental reiterar que la vacuna BCG es un pilar del Esquema Básico de Vacunación. Su aplicación está recomendada idealmente en recién nacidos hasta los 30 días de vida, o bien, hasta los 14 años en una sola dosis. La lección que nos deja este episodio de desabastecimiento es clara: la vigilancia constante de nuestro inventario nacional de biológicos es tan importante como la vacunación misma.