Un encuentro que trasciende el protocolo
Como quien ha visto demasiadas veces este guion trágico repetirse en nuestro país, puedo decirles que cuando Grecia Quiroz, viuda del alcalde de Uruapan Carlos Manzo, cruzó esos portones de Palacio Nacional, no era solo una viuda en busca de consuelo. Era el símbolo viviente de una herida que sangra en el corazón de Michoacán y de toda la nación.
La crudeza de los días posteriores
He aprendido que los primeros días tras un magnicidio son los más críticos. El encuentro entre la señora Quiroz y la presidenta Claudia Sheinbaum ocurrió apenas cuatro días después del crimen que conmocionó a México el pasado 1 de noviembre. En mi experiencia, cuando la indignación nacional es tan palpable, las autoridades federales suelen movilizarse con celeridad, pero el verdadero desafío es sostener esa atención más allá del ciclo noticioso.
Lo que realmente significan estas reuniones
Las fuentes de Presidencia insisten en el carácter privado del encuentro, pero quienes hemos estado cerca de estos procesos sabemos que detrás del “acompañamiento” oficial hay una compleja negociación política. La mandataria ha expresado condolencias y hablado de evitar la impunidad -lo cual es protocolario- pero el verdadero compromiso se mide por los recursos destinados a la investigación y la continuidad del trabajo en el territorio.
La instrucción a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, al mando de Rosa Icela Rodríguez, para mantener comunicación con las autoridades michoacanas suena bien en papel. Sin embargo, he visto demasiados “canales de comunicación permanente” que terminan siendo líneas telefónicas que nadie contesta cuando la crisis inmediata pasa.
La sucesión y el futuro incierto
La expectativa de que Grecia Quiroz asuma la presidencia municipal de Uruapan tras rendir protesta en el Congreso estatal me llena de preocupación experiencial. He visto cómo las viudas políticas heredan no solo el cargo, sino también las amenazas que acabaron con sus esposos. El anuncio del “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia” durante la conferencia matutina tiene elementos loables -atención a las causas estructurales de la violencia, fortalecimiento institucional- pero en mis años he conocido demasiados “planes” que nacen con bombo y platillo y mueren en el olvido burocrático.
La verdadera prueba no estará en los discursos ni en las reuniones de Palacio, sino en si las calles de Uruapan recuperan la paz que Carlos Manzo ya no podrá ver.



















