Ladrones roban 900 uniformes olímpicos mientras el COM pierde la camiseta

En un acto de patriotismo delictivo que hubiera emocionado a los héroes de la Independencia, 900 uniformes olímpicos —gorras, camisetas y hasta shorts que jamás sudarán por México— fueron robados de las bodegas del Comité Olímpico Mexicano, institución que demostró una vez más su eficiencia al notar el faltante tres días después del saqueo.

Las prendas, valuadas en medio millón de pesos (aproximadamente lo que cuesta un almuerzo con los directivos del COM), incluían desde colores patrios hasta tonos rosa millennial, porque hasta en el robo hay inclusión cromática.

La Fiscalía capitalina, en un raro momento de lucidez, descubrió el botín cuando los ladrones —dos genios criminales— intentaron venderlos en Marketplace, ese bazar digital donde lo mismo encuentras un iPhone robado que el orgullo nacional por $199 pesos con envío gratis.

Los detenidos, capturados en Venustiano Carranza e Iztapalapa, alegaron inocencia: “Creímos que era ropa de segunda… como el rendimiento de los atletas”. Mientras tanto, el COM anunció que los uniformes de reemplazo serán confeccionados con banderas de papel china y los sobrantes de la pasada administración.

Este episodio confirma tres verdades nacionales: 1) En México hasta lo invisible puede ser robado, 2) Nuestros atletas compiten con más obstáculos fuera que dentro de las pistas, y 3) El único deporte donde somos potencia mundial sigue siendo el desfalco institucional.