El rostro humano detrás de las cifras: una mirada desde la experiencia
Cuando uno lleva años observando y participando en el diseño de políticas públicas, aprende a leer entre líneas de los comunicados oficiales. El séptimo aniversario de la llamada Cuarta Transformación nos deja un balance cuantitativo impresionante: 13.5 millones de compatriotas superando la línea de la pobreza, una tasa de desocupación en mínimos históricos, y una Inversión Extranjera Directa que bate récords. Las cifras, frías en el papel, cobran vida cuando recuerdo visitas a comunidades donde antes el salario mínimo era una burla y hoy comienza a ser un piso digno. El aumento del 125% no es solo un número; es la historia de familias que por primera vez pueden planear un gasto más allá de la pura subsistencia.
La verdadera prueba: la operación en territorio
La teoría de los programas sociales es una cosa; su ejecución, otra muy distinta. Carlos Torres Rosas menciona una cobertura del 98% en los Programas para el Bienestar. Desde mi trinchera, he visto que el desafío no es solo llegar a la meta, sino asegurar que la ayuda sea efectiva, oportuna y libre de clientelismo. El anuncio del registro para Pensiones Bienestar es un ejemplo claro. La lección aprendida es que la burocracia puede ser una barrera infranqueable para un adulto mayor en una comunidad rural. Por eso, la opción de la visita domiciliaria no es un detalle menor; es el reconocimiento práctico de que el Estado debe adaptarse a la ciudadanía, y no al revés. La inversión social de casi 580 mil millones de pesos debe medirse por el cambio tangible en la vida de 18 millones de derechohabientes.
Educación: cuando confiar en la comunidad da resultados
Uno de los aprendizajes más valiosos que puedo compartir es sobre el programa La Escuela es Nuestra. Durante décadas, el modelo era centralizado: los recursos se asignaban desde una oficina lejana, sin considerar las necesidades reales del plantel. He sido testigo de cómo empoderar a los padres de familia, entregándoles los recursos directamente para la mejora de los espacios educativos, revoluciona la dinámica escolar. Pamela López Ruiz reporta 25 mil millones de pesos invertidos en más de 74 mil escuelas. Esta no es solo una transferencia económica; es un acto de confianza que fomenta la corresponsabilidad y la rendición de cuentas local. La agilidad para destinar fondos tras las lluvias atípicas en Puebla y Veracruz demuestra una flexibilidad operativa que antes era impensable.
Conectando los puntos: becas y el futuro
Finalmente, la experiencia me ha enseñado que las políticas deben ser un ecosistema, no islas aisladas. El Plan Michoacán y la Beca de Apoyo para Transporte “Gertrudis Bocanegra” ilustran este punto. De nada sirve tener universidades si los jóvenes no pueden costear el transporte para llegar a ellas. Julio César León Trujillo detalla un avance del 41% en la difusión, una cifra que, en campo, sabemos que debe ir acompañada de un acompañamiento continuo. El pago bimestral a 12 millones de becarios es una operación logística monumental. La lección aquí es clara: la consistencia y la puntualidad en la entrega son lo que construyen credibilidad y permiten que un estudiante se concentre en sus estudios, no en su supervivencia económica.
En resumen, estos siete años reflejan un cambio de paradigma: de un Estado asistencialista a uno que, con aciertos y áreas de oportunidad, intenta construir derechos sociales desde la base, con transferencias directas y una inversión histórica en infraestructura social. La complejidad, vivida en el día a día, está en mantener la eficiencia, evitar la politización y asegurar que cada peso invertido se traduzca en mayor libertad y oportunidades reales para las personas. Esa es la transformación que de verdad importa.

















