Como alguien que ha trabajado durante años junto a equipos caninos, desde la Policía hasta labores de rescate, he aprendido que el frío es un adversario silencioso para nuestras mascotas. La teoría nos dice que abrigarlos, pero la experiencia, forjada en madrugadas heladas y perros de trabajo, enseña matices cruciales.
La Unidad Canina de la Policía Bancaria e Industrial (PBI), colegas cuya dedicación conozco de primera mano, ha emitido una serie de recomendaciones para el cuidado de los animales de compañía en esta temporada invernal. Su objetivo, compartido por cualquier tutor responsable, es proteger la salud integral de estos seres ante las bajas temperaturas.
¿Qué recomendaciones ofrece la PBI para el cuidado de mascotas?
Las acciones clave van más allá de la intuición. Una dieta e hidratación óptimas no son solo cuestión de bienestar general; he visto cómo una nutrición adecuada fortalece la resiliencia interna de un can frente al frío, actuando como un escudo metabólico. El refugio en el interior del hogar no es un simple capricho: es la primera línea de defensa. Y sobre el uso de prendas y cobijas, aprendí que no todos los ejemplares las toleran; la observación es fundamental para discernir entre comodidad y estrés.
Acciones para proteger la salud de las mascotas en invierno
Designar áreas de descanso cálidas es un arte. No basta con una cama; hay que evitar corrientes de aire traicioneras y suelos gélidos que roban calor corporal. Un error común que he presenciado es subestimar el tiempo a la intemperie. Los paseos deben ser breves y en los horarios menos hostiles, especialmente para razas pequeñas o de pelaje corto.
Un aspecto que muchos pasan por alto, y donde la experiencia es maestra, es el cuidado de las almohadillas plantares y la trufa. Tras caminatas en pavimento frío, he tenido que tratar irritaciones dolorosas. Vigilar su hidratación, previniendo la resequedad y las grietas, es un acto de prevención clave. Finalmente, el aseo: un baño con agua templada y un secado meticuloso no son solo hábitos de limpieza. Son protocolos para evitar un shock térmico que, te lo aseguro, puede derivar en serios problemas de salud. La diferencia entre la teoría y la práctica, en estos casos, se mide en el bienestar de tu leal compañero.











