La Coordinación: La Clave que Aprendí en el Terreno
En mis años de experiencia en el ámbito del desarrollo rural, he comprobado que atender el campo va mucho más allá de una simple política pública; es un compromiso con el bienestar, la equidad y la dignidad de las familias que le dan vida a nuestra tierra. La senadora Olga Sosa Ruíz tiene toda la razón: la verdadera transformación nace de una coordinación institucional genuina y una cooperación efectiva entre todos los niveles de gobierno. Recuerdo proyectos que fracasaron por la duplicidad de esfuerzos y otros que florecieron cuando alineamos estrategias. Esa sinergia es el único camino para crear programas viables que aborden desde la modernización tecnológica y la digitalización hasta la compleja transición energética justa, tejiendo una agenda integral para el sector agropecuario.
El Diálogo que Conecta el Escritorio con la Realidad
La reunión de las Comisiones Unidas de Agricultura y Ganadería representa ese tipo de espacios necesarios que he visto marcar la diferencia. No es una simple sesión protocolaria. Es un foro donde, por fin, se sientan a la misma mesa los legisladores y los secretarios estatales de desarrollo rural y economía. He aprendido, a veces a las duras, que sin un diagnóstico regional preciso y sin escuchar los desafíos específicos de cada territorio, cualquier iniciativa está condenada al fracaso. Este intercambio es fundamental para ponderar los obstáculos reales y no aquellos que imaginamos desde un despacho en la capital.
Como bien señaló la senadora Sosa Ruíz, agradeciendo la convocatoria del senador Sabino Herrera Dagdug, la apertura al diálogo federalista es una lección que todo servidor público debería grabarse a fuego. La soberanía alimentaria de México se construye escuchando a quienes viven y respiran el campo cada día: a los productores que enfrentan la sequía al amanecer, a las comunidades que gestionan el agua con sabiduría ancestral, y a los funcionarios locales que son los impulsores últimos de las políticas. Solo integrando estas voces podremos diseñar programas esenciales que no sean un decreto lejano, sino una herramienta de crecimiento real para el agro nacional.













