Lecciones en la Tormenta: Una Perspectiva desde la Primera Línea
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo confirmó este jueves las dos primeras víctimas fatales a causa de las intensas precipitaciones que afectaron a 31 estados del país: un menor de edad en Querétaro y un policía en Veracruz. He aprendido, a lo largo de los años, que detrás de cada informe oficial hay historias de vida truncadas y héroes anónimos, como ese elemento de seguridad pública que probablemente estaba en labores de rescate.
“Hasta ahora son estas dos personas que tenemos en el informe que lamentablemente fallecieron. Obviamente vamos a estar en contacto con sus familias, pero todavía no tenemos toda la información si hay algunas otras personas que perdieron la vida por motivo de las lluvias“, informó la mandataria. Esta espera angustiante por datos completos es una de las partes más duras de la gestión de una crisis; la incertidumbre es un enemigo tan formidable como la propia naturaleza.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum explicó que el presupuesto destinado a la atención de emergencias para 2025 es de 19 mil 430 millones de pesos. Las cifras, aunque necesarias, suelen ser lo más fácil. La verdadera prueba, y lo digo por experiencia, está en la velocidad y eficiencia con la que esos recursos se materializan en ayuda concreta para la ciudadanía cuando más la necesita.
La mandataria detalló que la primera fase de atención se enfoca en ayuda a la población afectada, habilitación de refugios temporales, alimentos, y restablecimiento de servicios básicos. He visto cómo la coordinación entre instituciones es el pilar fundamental. “Se atiende la emergencia, que es ayuda a la población en caso de que haya viviendas inundadas, refugios, alimentación, recuperación del servicio eléctrico y de las carreteras para poder acceder. La Coordinación Nacional de Protección Civil define los municipios afectados y el nivel de impacto; a partir de ahí entra la Secretaría de Bienestar con un censo de afectaciones y apoyos individuales a las viviendas”, explicó. Este proceso, cuando funciona bien, salva vidas y mitiga el sufrimiento.
Respecto a la duración de este temporal, Sheinbaum recordó que la temporada de huracanes en el Pacífico se extiende hasta octubre e incluso parte de noviembre. Y aquí llegamos al meollo del asunto, una lección que el clima nos ha estado gritando: “En el centro del país normalmente en octubre ya no hay lluvias tan importantes. Lo que pasa es que ahora, por la situación del cambio climático, muchos de los fenómenos meteorológicos que normalmente ocurrían en determinado periodo se han intensificado”, subrayó. Ya no podemos planificar con base en los patrones del pasado. La nueva normalidad exige una preparación constante, resiliente y adaptada a una realidad más extrema e impredecible.