Lluvias severas afectan a cinco estados y dejan sin luz a miles

Lecciones desde la primera línea de la emergencia

He estado en esto durante muchos años, y te puedo decir que cuando la naturaleza decide mostrar su fuerza, lo hace sin avisar. Las precipitaciones torrenciales que han azotado a Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Puebla e Hidalgo en las últimas 24 horas son un recordatorio brutal de nuestra vulnerabilidad. Los reportes de derrumbes, desbordamientos de ríos y daños estructurales que llegan a la Coordinación Nacional de Protección Civil pintan un cuadro de afectaciones severas que van más allá de las estadísticas.

En Veracruz, la situación en Álamo y Poza Rica me trae a la memoria otras emergencias pasadas. Cuando se concentran los daños en zonas urbanas, el desafío se multiplica. Cerca de 5 mil viviendas dañadas no son solo un número; son familias que lo han perdido todo. La habilitación de seis albergues para más de 500 personas es una respuesta inmediata crucial, una lección que hemos aprendido a fuego: la gente necesita un techo seguro ante todo.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) enfrenta uno de sus retos operativos más complejos. Con más de 320 mil usuarios afectados, el despliegue de 380 trabajadores, 78 grúas y 22 plantas de emergencia es la clase de movilización que solo la experiencia en campo puede coordinar con eficacia. He visto cómo estos equipos trabajan contra reloj, con un restablecimiento del 46% del suministro que, aunque significativo, deja a más de 170 mil clientes aún a la espera. La logística aquí es todo.

La activación del Plan DN-III-E y el Plan Marina no es una medida menor. He sido testigo de cómo estos protocolos, perfeccionados a lo largo de décadas, representan la columna vertebral de la respuesta nacional a desastres. La coordinación entre Sedena, Semar, Conagua y la SICT es un ballet de precisión donde cada movimiento cuenta.

Y mientras atendemos la crisis actual, la tormenta tropical Raymond se cierne en el horizonte. La vigilancia preventiva activada en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán es la aplicación práctica del principio más valioso que he aprendido: es mejor prevenir y estar listos que lamentar. El cierre temporal de cinco sucursales de Banamex en Veracruz y Puebla, aunque disruptivo, es una decisión prudente. La seguridad de clientes y colaboradores debe ser la prioridad absoluta, una verdad que he visto confirmada una y otra vez.

Estos eventos nos enseñan, nos golpean y nos fortalecen. La resiliencia de las comunidades y la capacidad de respuesta se forjan en momentos como estos, y hoy, esa lección se está escribiendo de nuevo en cinco estados de la República.

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