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Lorena se degrada pero mantiene riesgo de inundaciones en México

La amenaza persiste tras el paso del ciclón, con riesgos latentes de inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra.

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La Levedad Engañosa de una Tormenta que se Debilita

En mis años siguiendo la pista a los ciclones tropicales, he aprendido que el cambio de categoría de huracán a tormenta tropical es uno de los momentos más críticos y, a menudo, el más subestimado por la población. La psicología humana tiende a bajar la guardia cuando escucha la palabra “degradada”, pero es justo entonces cuando el peligro se transforma. Lorena nos dio una lección el jueves: aunque sus vientos máximos sostenidos bajaron a 85 kilómetros por hora, su verdadera amenaza no reside en la fuerza del viento, sino en el volumen de agua que arrastra.

Recuerdo una situación similar hace una década en Veracruz; la tormenta se había disipado y todos celebraron prematuramente. Horas después, las precipitaciones acumuladas saturaron los suelos montañosos, provocando deslaves trágicos. Lorena proyecta hasta 38 centímetros de lluvia en partes de Baja California Sur, Baja California y Sonora. En la práctica, ese nivel de precipitación en un terreno semiárido no es absorbido; escurre y busca el camino más fácil, convirtiendo cañadas secas en torrentes mortales en cuestión de minutos.

La Incertidumbre de la Trayectoria y la Persistencia del Riesgo

El Centro Nacional de Huracanes indicó que el vórtice de Lorena se mantendría en el mar, pero la experiencia me dicta que la humedad residual y las bandas nubosas externas son las que realmente definen el impacto en tierra. El que el gobierno mexicano haya suspendido las alertas es una decisión técnica basada en la ubicación del centro, mas no una declaración de que el riesgo haya terminado. La naturaleza no sigue órdenes administrativas; el riesgo de inundaciones repentinas persiste hasta el viernes, y la población debe mantener la vigilancia.

Mientras tanto, en el Pacífico central, el huracán Kiko presenta un escenario completamente distinto pero igualmente complejo. Como categoría 4 con vientos de 215 km/h, es un recordatorio de la impredecible dualidad de la temporada. He sido testigo de cómo estos sistemas de alta intensidad pueden mantener su fuerza por días o colapsar inesperadamente. La advertencia para Hawái la próxima semana es prudente. La lección aquí es la paciencia: es demasiado pronto para predecir impactos exactos, pero la marejada ciclónica ya es una certeza que comenzará a sentirse para el fin de semana. La clave, siempre, es monitorear, prepararse y nunca subestimar el mar.

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