Los augures legales deciden el destino corporativo en México
En un giro copernicano que hubiera dejado pálido al mismo Max Weber, las áreas legales en México han trascendido su modesta condición de meros aplicadores de normativas para erigirse en los nuevos augures del capitalismo moderno. Según un revelador estudio que consultó a más de 150 sumos sacerdotes del derecho corporativo, estos profesionales ya no se contentan con interpretar leyes, sino que las divinan en medio del caótico panorama regulatorio nacional.
El oráculo conocido como “Estudio de Tendencias de Servicios Legales 2025”, emanado del venerable templo jurídico Santamarina y Steta, revela que frente al “laberinto normativo impredecible” – eufemismo para designar la fabricación legislativa compulsiva – y las tensiones geopolíticas, los juristas corporativos han desarrollado capacidades casi sobrenaturales para predecir el futuro regulatorio.
La santísima trinidad del business mexicano
Los entrevistados, en su infinita sabiduría, han identificado tres ejes cardinales sobre los que gira el destino empresarial: la relocalización productiva (ese peregrinaje hacia el norte conocido como nearshoring), la aceleración digital (el nuevo becerro de oro) y la reciente Reforma Judicial (esa caja de Pandora que todos alaban pero nadie comprende).
“Estas tres piezas han transformado estructuralmente cómo las empresas diseñan sus estrategias”, declara el estudio con la solemnidad de un documento pontificio. Traducción: el caos normativo ha conseguido lo que ningún MBA logró: poner a los abogados en el centro del universo corporativo.
La metamorfosis kafkiana del compliance
Las empresas, en un ejercicio de supervivencia adaptativa, están diseñando sus estrategias legales hacia 2026 bajo una premisa simple: más regulación equivale a más abogados. Lo que antes era un departamento auxiliar hoy se ha convertido en el oráculo de Delfos de la organización, capaz de predecir riesgos, garantizar el cumplimiento normativo y sostener operaciones en un país donde la normativa crece como enredadera tropical.
Santamarina y Steta, con sus 79 años de experiencia en descifrar los jeroglíficos legales mexicanos, concluyen lo que cualquier satírico hubiera anticipado: la complejidad regulatoria no es un problema, sino una oportunidad de negocio. En el reino de los ciegos, el tuerto es rey, y en el reino de la burocracia, el abogado es emperador.
Así, mientras las empresas se preparan para el 2026, una verdad se impone: en México, el camino al éxito empresarial está pavimentado no con innovación o productividad, sino con expedientes legales, dictámenes jurídicos y la bendición de los nuevos chamanes del compliance.


















