Ceci Flores y un colectivo de madres buscadoras protagonizaron un macabro hallazgo que desnuda una práctica siniestra: la utilización de un camposanto municipal para ocultar crímenes. Su persistente rastreo las llevó hasta el panteón de San Sebastián, en Tlaquepaque, Jalisco, donde exhumaron los restos de 31 personas sepultadas de forma clandestina.
La evidencia, compartida por la propia Flores en sus redes sociales, incluye fotografías y testimonios estremecedores de familiares de personas desaparecidas que acudieron al lugar con una mezcla de esperanza y desesperación. “Nadie podría imaginar que en un panteón estarían sepultando clandestinamente a nuestros desaparecidos“, denunció en su cuenta de X, planteando una pregunta inquietante: ¿hasta dónde llega la complicidad o la negligencia de las autoridades?
Este no es un hecho aislado. Tan solo días antes, el 14 de septiembre, el mismo grupo de rastreadoras había localizado tres cuerpos en condiciones similares. La experticia de estas mujeres, forjada en la tragedia, les indicó que las víctimas tenían poco tiempo de haber fallecido. La descripción de Flores es sobrecogedora: “No sé cómo explicarlo, pero hasta la tierra estaba triste de encubrir tanto dolor, verlos abrazados como si quisieran protegerse y con la cara cubierta de cinta para no dejarlos ver su destino de frente”.
La investigación periodística conecta estos hallazgos con una captura reciente: la de Hernán Bermúdez, alias “El Gori”, presunto líder de “La Barredora”, detenido en Paraguay. Flores no duda en señalar responsabilidades directas, acusándolo no solo de fundar un cártel, sino de ser el responsable intelectual de “cada muerte, de cada familia destruida, de cada hijo decapitado, de cada víctima abandonada“.
Este caso abre una línea de investigación crucial sobre los métodos de desecho de víctimas por parte del crimen organizado, sugiriendo una sistematicidad y un descaro alarmantes. La valentía de estas mujeres busca no solo encontrar a sus seres queridos, sino destapar una verdad oculta que cuestiona todo el sistema de justicia y seguridad. ¿Cuántas fosas similares permanecen sin descubrirse en lugares supuestamente tranquilos? La búsqueda, implacable, continúa.