Mario Delgado justifica su viaje privado a Portugal

En un giro que desafía la narrativa oficial sobre austeridad, Mario Delgado, líder de la Secretaría de Educación Pública, reconoció su estancia en un exclusivo restaurante lisboeta tras ser evidenciado por la prensa. ¿Es este el verdadero rostro de la “justa medianía” prometida?

Durante la conferencia matutina de la mandataria Claudia Sheinbaum, el funcionario argumentó que el viaje fue financiado con dinero personal y sin afectar sus obligaciones públicas. Pero la pregunta persiste: ¿hasta dónde llega la frontera entre lo privado y lo ético en el servicio público?

“Sí, efectivamente salí unos días con mis propios recursos y sin descuidar mis responsabilidades”, declaró Delgado, evitando profundizar en detalles.

El contraste es evidente: mientras Sheinbaum enfatiza que el dinero público es sagrado y no debe enriquecer a los funcionarios, miembros clave de su gabinete —como el propio Delgado o el diputado Ricardo Monreal— aparecen disfrutando destinos europeos. ¿Simple coincidencia o síntoma de una doble moral institucionalizada?

Este episodio reabre el debate: en una era donde la transparencia debería ser norma, ¿por qué siguen existiendo estas discrepancias entre el discurso y la práctica en la llamada Cuarta Transformación? La ciudadanía merece respuestas claras, no meras justificaciones.