Masacre en San Miguel deja tres adultos muertos y dos niños graves

¿Qué oscuros intereses llevaron a ejecutar esta masacre familiar? La madrugada del jueves, un operativo militarizado contra una vivienda en la colonia Lomas de San José dejó un saldo sangriento que ha conmocionado a Guanajuato. Fuentes cercanas a la investigación revelaron a este medio que los atacantes utilizaron armas de alto poder, posiblemente rifles de asalto, en un ataque que duró menos de dos minutos pero cuyas consecuencias perdurarán décadas.

Testigos, que pidieron mantener su identidad en reserva por temor a represalias, describieron escenas de caos: “Eran más de 40 detonaciones en ráfagas sucesivas. Las camionetas sin placas se perdieron en la noche antes de que llegaran las primeras patrullas”. Documentos obtenidos por nuestro equipo muestran que este es el cuarto ataque similar en un radio de 5 km durante los últimos 18 meses, planteando serias dudas sobre la efectividad de las estrategias de seguridad.

Lo más escalofriante emerge al reconstruir la escena: los dos menores heridos, de 4 y 6 años, fueron encontrados escondidos en un armario por elementos de Protección Civil. “Presentaban impactos de bala en extremidades y tórax”, confesó un paramédico bajo condición de anonimato. ¿Por qué los atacantes no completaron el trabajo? ¿Fue un mensaje o simplemente mala puntería?

La Fiscalía General del Estado mantiene un hermetismo inusual sobre el caso. Mientras oficialmente hablan de “recopilación de indicios”, nuestras investigaciones revelan que las víctimas tenían vínculos con un taller mecánico que, según reportes de inteligencia, habría sido usado como punto de reunión por grupos delictivos. Sin embargo, vecinos insisten en que la familia era “gente trabajadora y alejada de problemas”.

Este medio ha confirmado que las autoridades analizan videos de vigilancia de negocios aledaños que podrían identificar a los agresores. Paralelamente, circulan versiones sobre una posible confrontación entre cárteles por el control de rutas de narcóticos, aunque estas hipótesis no han sido confirmadas oficialmente.

Lo único claro es que, tras este hecho, la imagen turística de San Miguel de Allende como “pueblo mágico” queda manchada de sangre. Las preguntas superan a las respuestas: ¿Estamos ante un caso de ajuste de cuentas? ¿Fue un mensaje intimidatorio? ¿O simplemente otra familia más atrapada en el fuego cruzado de una guerra que no eligió?