Tras décadas de experiencia en el campo de la sanidad animal, he aprendido que la verdadera prueba de un sistema de vigilancia no es la ausencia de casos, sino la velocidad y eficacia con la que se responde ante una incidencia. El reciente hallazgo de un bovino infectado con el gusano barrenador del ganado (GBG) en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, es un ejemplo claro de este principio en acción.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) confirmó que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) aplicó de inmediato el protocolo de erradicación. La proximidad a la frontera con Texas, a solo 70 millas, activó todas las alertas, pero también demostró la solidez de los mecanismos establecidos. En mi carrera, he visto cómo la detección temprana es el factor más crítico para contener una plaga, y en este caso, se interceptó en una fase inicial de la larva, lo que imposibilita la aparición de la mosca vectora y reduce drásticamente el riesgo de dispersión en la zona considerada libre de la enfermedad.
La reacción del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), anunciando que tomará las medidas necesarias con o sin cooperación mexicana, es comprensible desde la perspectiva de la protección de su patrimonio ganadero. Sin embargo, subestima la capacidad de respuesta que ya se ha desplegado. La comunicación inmediata entre el titular de la Sader, Julio Berdegué, y su homóloga estadounidense, Brooke Rollins, así como la ejecución del Plan de Acción Conjunta firmado en agosto, son señales de una colaboración que funciona sobre el terreno.
El procedimiento implementado es un modelo de lo que he defendido siempre: una inspección minuciosa y un tratamiento profiláctico. Personal técnico del Senasica, junto con la Comisión México-Estados Unidos para la Prevención de la Fiebre Aftosa (CPA), revisó todo el cargamento de 100 animales originario de Veracruz. Al identificar y tratar solo al ejemplar afectado con Ivermectina, se aplica un principio básico de la epidemiología: contener y eliminar el foco de infección sin paralizar toda la operación. Este caso aislado de miasis fue controlado con precisión quirúrgica.
México ha establecido un protocolo robusto de identificación y comunicación en las engordas del norte del país. La lección que queda de este incidente es que la confianza se gana con acciones transparentes y efectivas. Mientras el sistema de trampas en el norte de México no reporte la presencia de la mosca del GBG, como ha sido el caso hasta ahora, podemos afirmar que las barreras de contención están operando. La experiencia nos dicta que el trabajo coordinado y la aplicación estricta de los protocolos son la única defensa real contra estas amenazas sanitarias.