Más Allá del Discurso Oficial: La Búsqueda por la Eficiencia Hídrica
En medio de declaraciones oficiales que prometen una gestión hídrica transformadora, surge una pregunta fundamental: ¿estamos presenciando un cambio genuino o simplemente más de lo mismo? El Gobierno de México, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), afirma que el Programa Nacional de Tecnificación de Riego registra un avance del 40 por ciento, pero ¿qué significa realmente este porcentaje para los agricultores y para la seguridad hídrica nacional?
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en su conferencia “La mañanera del pueblo“, destacó el progreso del programa: “Vamos muy avanzados ya en el Programa de Tecnificación”. Sin embargo, detrás de estas declaraciones públicas se esconde una realidad compleja que merece un escrutinio más profundo.
Las Dimensiones Ocultas del Plan Hídrico
Al investigar los documentos oficiales y entrevistar a especialistas del sector, descubrimos que el director de Conagua, Efraín Morales López, reveló un dato crucial: la meta es intervenir 18 Distritos de riego para tecnificar más de 200 mil hectáreas, con una inversión proyectada entre 2025 y 2030 que supera los 63 mil millones de pesos. Esta colosal suma beneficiaría teóricamente a 225 mil productores, pero ¿cómo se garantiza que estos recursos lleguen efectivamente a quienes cultivan la tierra?
El Plan Nacional Hídrico se estructura sobre cuatro ejes fundamentales: la tecnificación del riego; proyectos estratégicos de infraestructura; saneamiento de ríos; y ordenamiento de concesiones. Cada uno de estos componentes representa un desafío monumental de implementación y supervisión.
El Desglose de las Acciones Concretas
Al profundizar en los detalles técnicos proporcionados por el subdirector general de Infraestructura Hidroagrícola, Aarón Mastache Mondragón, emerge un panorama de ejecución ambicioso: 500 kilómetros de entubamiento, rehabilitación y revestimiento de canales; 6 mil 84 hectáreas de tecnificación parcelaria; 139 pozos rehabilitados con sistemas fotovoltaicos; la instalación de 11 plantas de bombeo; 41 estructuras de medición; ocho presas derivadoras y mil 936 compuertas. Estas cifras, aunque impresionantes, plantean interrogantes sobre los tiempos reales de implementación y los mecanismos de verificación independiente.
El Mapa del Progreso: Una Radiografía Distrital
Nuestra investigación revela avances dispares en los distritos de riego, con porcentajes que varían significativamente:
- 001 Pabellón, Aguascalientes: 76% de avance
- 017 Región Lagunera, Coahuila y Durango: 67%
- 029 Río Mayo, Sonora: 56%
- 041 Río Yaqui, Sonora: 55%
- 010 Culiacán-Humaya, Sinaloa: 47%
- 009 Valle de Juárez, Chihuahua: 39%
- 011 Alto Río Lerma, Guanajuato: 39%
- 005 Delicias, Chihuahua: 35%
- 016 Estado de Morelos, Morelos: 35%
- 020 Morelia-Queréndaro, Michoacán: 33%
- 026 Bajo Río San Juan, Tamaulipas: 33%
- 075 Río Fuerte, Sinaloa: 30%
- 003 Tula, 100 Alfajayucan y 112 Ajacuba, Hidalgo: 24%
- 014 Río Colorado, Baja California: 20%
- 025 Bajo Río Bravo, Tamaulipas: 15%
Estas disparidades regionales sugieren desafíos logísticos y administrativos que requieren una explicación más detallada de las autoridades.
La Revelación Final: Entre Promesas y Realidades
Al conectar todos los puntos de esta investigación, surge una conclusión ineludible: mientras el gobierno promete recuperar 2,800 millones de metros cúbicos de agua —equivalente a casi tres veces el consumo anual de la Ciudad de México— la verdadera prueba estará en la sostenibilidad a largo plazo de estas intervenciones. La tecnificación del riego representa solo el primer paso en un camino mucho más largo hacia la seguridad hídrica nacional. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿podrá este programa superar los obstáculos burocráticos y convertirse en un legado duradero para las futuras generaciones de agricultores mexicanos?

















