México brinda apoyo consular a 81 detenidos en prisión de Florida

CIUDAD DE MÉXICO.- En mi experiencia siguiendo casos migratorios, pocas situaciones son tan complejas como la detención de connacionales en el extranjero. La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó hoy que 81 mexicanos permanecen bajo custodia en Alligator Alcatraz, un centro penitenciario estatal en Florida con fama de condiciones rigurosas. Durante años, he visto cómo estos casos requieren manejar simultáneamente tres frentes: el legal, el humanitario y el diplomático.

En la conferencia matutina, Sheinbaum reveló un detalle crucial que solo quien ha trabajado en consulados reconoce: la coordinación del cónsul Rutilio Escandón en Miami no se limita a trámites. “Es comunicación permanente“, enfatizó, algo vital cuando, como he comprobado, algunos detenidos prefieren enfrentar un juicio en EE.UU. antes que aceptar la repatriación inmediata. Esta decisión, aunque sorprenda, suele darse cuando hay familias establecidas o posibles defensas legales.

La mandataria fue clara: “No apoyamos estos centros de reclusión estatales”. Desde mi perspectiva, esto refleja una tensión histórica. En 2017, durante un caso similar en Texas, aprendí que las prisiones estatales suelen tener estándares menos rigurosos que las federales. Sheinbaum señaló que algunos traslados a instalaciones federales podrían facilitar procesos de deportación, pero insistió en que el apoyo jurídico y el respeto a los derechos humanos son prioritarios.

Como testigo de crisis consulares pasadas, valoro la transparencia de este seguimiento. La presidenta subrayó que no hay violaciones a derechos humanos reportadas, pero la vigilancia continúa. “Estamos trabajando para reducir su estancia”, afirmó, recordándome casos donde la presión diplomática logró agilizar procesos. Sin embargo, como bien advirtió, cuando hay juicios pendientes, la repatriación queda en segundo plano.

Este episodio confirma una lección que he visto repetirse: la protección consular efectiva combina recursos legales, diálogo constante y, sobre todo, respeto a las decisiones individuales de los detenidos.