La Estrategia que Navega en Aguas Turbulentas
Permítanme compartir una perspectiva forjada tras años de observar la danza, a veces tensa, de la diplomacia comercial. La estabilidad que menciona el Secretario Ebrard no es un concepto abstracto; es el cimiento sobre el cual se construye la confianza de los inversionistas. He visto ciclos de incertidumbre donde el capital se retrae, y lo que México ha logrado en este periodo, que sin duda es uno de los más complejos en décadas, es notable.
Ebrard tiene razón al calificar este como un periodo excepcionalmente difícil. La relación con cualquier administración estadounidense es un delicado equilibrio, pero construir una de “persuasión y respeto” con la actual es un logro diplomático significativo. Negociar y obtener prórrogas sucesivas en la aplicación de gravámenes no es poca cosa; es el resultado de una estrategia calculada y paciente.
En mi experiencia, la supervivencia del T-MEC, como él afirma, depende precisamente de esta capacidad de gestionar las controversias, como los aranceles, *antes* de que envenenen la revisión formal del tratado. Es una jugada inteligente. Concentrar los esfuerzos en que más del 80% de nuestras exportaciones estén exentas es un enfoque pragmático. La batalla se libra en la mesa de negociación, buscando esas “rebajas” o exenciones, como la que se logró para los automóviles y ahora se persigue para los camiones, para minimizar el impacto.
Más Allá de la Teoría: La Realidad de los Números y la Confianza
La teoría económica a menudo choca con la realidad política. He aprendido que los datos fríos deben ir acompañados de una narrativa de confianza. Cuando Ebrard señala el récord histórico de Inversión Extranjera Directa y el crecimiento constante de las exportaciones, no son solo cifras en una gráfica. Son señales tangibles de que la estrategia está funcionando, de que el país es visto como un puerto seguro relativo en una tormenta global.
El anuncio de los 15 polos de desarrollo con incentivos fiscales y de infraestructura es crucial. La lección aprendida es que no basta con abrir las puertas; hay que señalar claramente el camino y allanarlo. Esto, junto con el impulso al contenido nacional, es lo que a la larga construye una economía resiliente, menos dependiente de los vaivenes de la política exterior de un solo socio.
Negar que los cambios en el sistema judicial generan dudas sería ingenuo. Sin embargo, la credibilidad se la da la evidencia: más de 1,766 proyectos de inversión en cartera demuestran que, a pesar del ruido, la comunidad empresial sigue apostando por México. Es un voto de confianza contundente.
Al final del día, la conclusión del Secretario resume una verdad que he visto confirmarse una y otra vez: en un escenario global volátil, el éxito no se mide por la ausencia de desafíos, sino por la capacidad de navegarlos mejor que los demás. Y hoy, la posición de México en el complejo tablero comercial con Estados Unidos es, sin lugar a dudas, envidiablemente sólida.