México Acelera su Transformación Industrial con una Estrategia Integral
CIUDAD DE MÉXICO. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha declarado el lanzamiento de una política industrial de vanguardia para México, diseñada para competir en la escena global. Esta estrategia combina palancas financieras, ajustes arancelarios y un robusto respaldo institucional para catalizar el ecosistema productivo. Ebrard aseguró que en un plazo de doce meses se materializarán beneficios tangibles en generación de empleo, dinamismo económico y bienestar social, destacando que las medidas arancelarias implementadas en la última década ya han contenido eficazmente las importaciones desleales.
El plan, presentado durante el lanzamiento del Impulso al Sector Textil y del Calzado, se sustenta en una alianza financiera con la banca privada, iniciando con BBVA y respaldada por garantías de Nacional Financiera (Nafin), que recupera su rol central como motor crediticio. A esta sinergia público-privada se suman los gobiernos de México, Jalisco y Puebla, inyectando capital dirigido a reactivar las cadenas de producción y crear plazas laborales de inmediato. El titular de Economía confirmó el consenso entre todos los actores sobre la viabilidad del proyecto, lo que ha permitido movilizar recursos sustanciales.
Por su parte, el subsecretario de Industria y Comercio, Vidal Llerenas Morales, precisó que la visión industrial de esta administración es territorial e incluyente, enfocada en optimizar el clima de inversión sin comprometer la sostenibilidad fiscal. La hoja de ruta incluye una ofensiva contra el contrabando, la elevación de aranceles en segmentos estratégicos y un programa de reconversión tecnológica para actualizar el parque maquinario, acciones cruciales para detener la erosión del empleo en los sectores textil y del calzado.
Llerenas resaltó que el incremento arancelario ya generó un descenso notable en las importaciones, impulsando la recaudación federal en 14 mil millones de pesos. No obstante, subrayó que estas medidas defensivas deben ir acompañadas de un financiamiento amplio y democratizado para que las pymes y grandes empresas puedan emprender su modernización. La colaboración estratégica entre la banca comercial y la banca de desarrollo se perfila como el catalizador definitivo para esta transición hacia una economía más resiliente y con mayor valor agregado.















