México impulsa un modelo disruptivo de transparencia con nuevo consejo nacional

CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Qué pasaría si la transparencia gubernamental dejara de ser un discurso y se convirtiera en un ecosistema de datos abiertos? El recién instalado Consejo Nacional del Sistema de Acceso a la Información Pública, liderado por Raquel Buenrostro de la Secretaría Anticorrupción, propone un giro copernicano: transformar el derecho a saber en una herramienta de cocreación ciudadana.

Este organismo, que integra a 15 instituciones clave —desde el Archivo General de la Nación hasta la Agencia de Transformación Digital— opera bajo una premisa radical: la información pública como combustible para la inteligencia colectiva. Imagine un modelo donde gobernadores, órganos de control y hasta el INE colaboren en tiempo real para democratizar datos, como si fuera un GitHub gubernamental.

La innovación no termina ahí. El Consejo funcionará como un laboratorio de políticas públicas vivas, generando protocolos dinámicos que evolucionen con las necesidades digitales. Miriam Saucedo Martínez, al frente de la Secretaría Ejecutiva, plantea algo nunca visto: lineamientos que se autocalibren mediante algoritmos de participación ciudadana.

Mientras otros países debaten sobre transparencia reactiva, México está construyendo la primera infraestructura nacional de datos proactivos. Como señala María Tanivet Ramos de Transparencia para el Pueblo, esto no es solo cumplir una ley: es reescribir las reglas de la rendición de cuentas en el siglo XXI.

El verdadero disruptor: las recién aprobadas Reglas de Operación convierten al sistema en una red neuronal institucional, donde cada solicitud de información alimenta un mapa predictivo de demandas sociales. ¿El próximo paso? Quizá integrar blockchain para certificar flujos de datos o usar IA para anticipar solicitudes antes de que se formulen.