Una Apuesta Histórica por el Talento Nacional
Desde mi experiencia en la trinchera de la tecnología, he visto innumerables iniciativas prometedoras que se quedan en el discurso. Por eso, cuando la Presidenta Claudia Sheinbaum presentó el Centro Público de Formación en Inteligencia Artificial, mi escepticismo inicial se topó con una realidad tangible. José Antonio Peña Merino no exageró al llamarlo la escuela de “IA y código más grande de América Latina”. Este no es otro proyecto más; es la materialización de una visión que muchos anhelábamos: convertir a México en una potencia tecnológica, científica y humanista.
Recuerdo cuando, hace años, conseguir una certificación de un gigante como Microsoft o Google requería inversiones prohibitivas para la mayoría. Hoy, este centro democratiza el acceso al conocimiento de vanguardia. La convocatoria, activa hasta el 6 de diciembre en labmexia.gob.mx, es una oportunidad histórica. En solo cinco meses, los estudiantes se sumergirán en áreas críticas como IA, análisis de datos, computación en la nube y ciberseguridad. La doble certificación, avalada por instituciones públicas de prestigio como el IPN y el Tecnológico Nacional de México, junto con el respaldo de privados como Amazon Web Services, Meta e IBM, ofrece una credibilidad que, en la práctica, abre puertas en el mercado laboral global.
Más Allá del Código: Formación Integral
La lección más valiosa que he aprendido es que el técnico brillante, si no puede comunicarse o trabajar en equipo, ve limitado su potencial. Por eso, el programa incluye mentorías, capacitación en inserción laboral e incluso inglés conversacional. Este enfoque holístico es lo que marca la diferencia entre un programa bueno y uno excepcional. Comenzará con 10,000 estudiantes en su primera generación, proyectando escalar a 15,000 en la segunda, con alcance nacional a través de 10 sedes estratégicas.
Innovación con Rumbo: El Caso Olinia
Sheinbaum también mencionó el proyecto del vehículo eléctrico Olinia, un prototipo que planean mostrar al mundo durante el Mundial de Fútbol 2026. Esto no es una simple anécdota; es un símbolo de que la apuesta por la innovación es seria y tiene hitos concretos. Nos dice que la formación en el centro no es un fin en sí mismo, sino el combustible para proyectos transformadores que posicionen a México en el mapa de la tecnología y la innovación mundial. Como bien concluyó Peña Merino, no hay algo similar en la región, y me atrevo a afirmar que es un modelo que el mundo observará con atención.

















