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México regala créditos fiscales a turistas mientras ahoga a sus ciudadanos

El gobierno mexicano despliega alfombra fiscal para turistas flotantes, mientras los locales pagan impuestos hasta por respirar.

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En un giro magistral de prioridades nacionales, el gobierno mexicano ha decidido que los únicos merecedores de beneficios fiscales son aquellos visitantes extranjeros que lleguen al país flotando en hoteles de lujo con forma de barco. Mientras tanto, los contribuyentes locales seguirán financiando esta generosidad con cada gota de sudor fiscal.

El Decreto de Caridad Náutica, publicado en el Diario Oficial entre recetas para combatir la pobreza, establece que estos afortunados viajeros recibirán un crédito fiscal equivalente a lo que habrían pagado por el privilegio de ser estudiados, recibidos y documentados por nuestra eficientísima burocracia migratoria. Todo un gesto de hospitalidad… hacia las navieras multinacionales.

“Queremos ser competitivos en el mercado global de limosnas fiscales”, declaró un portavoz gubernamental mientras ajustaba su corbata tejida con los hilos de la deuda pública. “Si Bali regala masajes a los turistas, nosotros regalamos exenciones. Eso sí, aplicando factores de temporada más complejos que la teoría de cuerdas”.

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El mecanismo de cálculo es tan transparente como el agua del Caribe después de un derrame de combustible: multiplique usted el tipo de cambio por el número de lunas llenas, réstele la esperanza de vida del salario mínimo y obtendrá su descuento. ¡Sorpresa! Si vuelve en el mismo barco (porque claramente necesita más piñas coladas), le perdonamos el 100% del trámite. Los locales que intenten reingresar a su propio país, en cambio, deberán pagar el impuesto por atreverse a regresar.

Para garantizar que este circo fiscal funcione sin problemas, el SAT promete facilidades administrativas jamás vistas por quienes pagan IVA hasta por el aire acondicionado. Las navieras, emocionadas, ya preparan sus cuentas en paraísos fiscales para administrar estos pagos. “Es más fácil que un crucero evite impuestos que un ambulante evadir a la policía”, comentó un analista mientras llenaba su declaración anual con lágrimas.

México: donde los únicos que navegan en mares de privilegios son quienes llegan en yates, no en balsas.

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