México se posiciona como ganador estratégico en la guerra comercial

La reconfiguración geoeconómica favorece a México

CIUDAD DE MÉXICO.- En el complejo tablero de la geopolítica comercial actual, México emerge como el actor estratégico beneficiado por las últimas medidas arancelarias de Estados Unidos. Un análisis del The Wall Street Journal revela que, amparado por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), aproximadamente el 85% de las exportaciones totales mexicanas ingresan a su principal socio comercial libres de gravámenes.

La disparidad arancelaria ha permitido a las exportaciones mexicanas cubrir parte del vacío dejado por los productos chinos, sujetos a impuestos más elevados.

El flujo comercial bilateral experimentó un impulso tras la imposición de nuevos aranceles por la administración Trump. La clave reside en la tasa arancelaria efectiva final: mientras México registra un 4.7%, China enfrenta una del 37.1%, según el Modelo Presupuestario de Penn Wharton. Esta brecha ha catalizado que los envíos mexicanos suplan segmentos del mercado antes dominados por manufacturas asiáticas.

Resiliencia y datos contundentes

Las cifras son elocuentes. Pese a los elevados impuestos sobre automóviles, acero y aluminio con destino a EU, las exportaciones manufactureras mexicanas crecieron casi un 9% interanual de enero a noviembre. Aunque los envíos del sector automotriz cayeron un 6%, otras manufacturas registraron un incremento explosivo del 17%.

Este dinamismo coloca al intercambio bilateral de bienes en la ruta de batir un récord histórico, acercándose a los 900 mil millones de dólares este año. Jamieson Greer, representante comercial estadounidense, subraya que México ha captado alrededor de una cuarta parte de la reducción del déficit comercial de EU con China, evidenciando su rol crucial en la estrategia de resiliencia de las cadenas de suministro norteamericanas.

El escenario no está exento de desafíos. México aún enfrenta los aranceles más altos en décadas: hasta 50% para aluminio y acero, y 25% para contenido automotriz no estadounidense o exportaciones que no cumplan con el T-MEC. Sin embargo, la narrativa dominante es clara: en la era de la desglobalización selectiva y la nearshoring, México se consolida como un nodo fundamental y ganador en la reestructuración comercial del continente.

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