Con los años, he aprendido que en la diplomacia y el comercio internacional, poner todos los huevos en la misma canasta es un error que se paga caro. La senadora Laura Itzel Castillo, Presidenta del Senado, lo ha expresado con claridad: en este panorama global volátil, con actores y reglas del juego cambiantes, es imperioso que México consolide su mercado doméstico y, de manera crucial, diversifique sus lazos comerciales a nivel mundial, con un énfasis particular en la Unión Europea.
Durante la inauguración de la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea, la legisladora puso sobre la mesa una cifra que habla por sí sola y que, en mi experiencia, es el mejor argumento para cualquier negociación: en 2024, el intercambio comercial entre ambos socios superó los 82 mil millones de euros. Un detalle vital que he observado en estos procesos es la balanza; de ese total, 53 mil millones fueron exportaciones europeas, frente a 29 mil millones de ventas mexicanas. Esa brecha nos señala una dirección clara y una oportunidad de crecimiento.
Los Pilares de la Colaboración Futura
“Nuestra aspiración”, declaró la Senadora Castillo, “es intensificar nuestros vínculos económicos, impulsar la innovación tecnológica y la transición energética, además de ampliar la cooperación en temas fundamentales como la igualdad de género“. Aquí, México puede aportar una lección valiosa. “Somos un referente global en los avances hacia la paridad, hasta el punto de haber consagrado constitucionalmente la igualdad sustantiva“. He visto cómo estos logros sociales se convierten en un capital de confianza invaluable en el escenario internacional.
Reflexionando sobre la trayectoria, afirmó que tras más de dos décadas de su primera sesión en 2005, esta Comisión se ha erigido como un espacio fundamental para el diálogo político y la comprensión parlamentaria, un canal que ha sido esencial para cimentar la amistad entre nuestras naciones.
Cimientos Sólidos y una Visión Renovada
Laura Itzel Castillo recalcó que México y la Unión Europea han forjado una alianza estratégica robusta y perdurable, anclada en valores comunes como la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de la gobernanza democrática.
Subrayó que, con el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, la relación ha recibido un nuevo ímpetu mediante la actualización del acuerdo global. “Su firma, proyectada para febrero de 2026, simbolizará el inicio de una fase inédita en nuestra cooperación”, enfatizó. En mi carrera, estos hitos son los que redefinen las relaciones para las próximas décadas.
Al otro lado de la mesa, el diputado Antonio López Istúriz, Copresidente de la Delegación del Parlamento Europeo, fue contundente: “Nuestra proximidad histórica y los principios que compartimos convierten a México en una prioridad absoluta para la Unión Europea, su parlamento y sus estados miembros”.
Afirmó que el acuerdo modernizado, pactado para 2026, ha sido y sigue siendo la piedra angular para el progreso de nuestras relaciones bilaterales. “Exigimos un nuevo marco de cooperación que nos permita afrontar los retos contemporáneos, ya sean políticos, económicos, sociales o tecnológicos”. Desde mi perspectiva, esta declaración encapsula la esencia de la diplomacia moderna: una colaboración que trasciende lo comercial. “Nuestra asociación estratégica con México es vital para defender un orden internacional reglado, promover un comercio multilateral bajo los principios de la Organización Mundial del Comercio, luchar contra el cambio climático y proteger a nuestras sociedades del flagelo de las drogas y la delincuencia organizada transnacional“, advirtió.
Finalmente, Antonio López abogó por intensificar el diálogo legislativo, facilitando un intercambio más fluido, periódico y oportuno de las iniciativas de ley “que puedan repercutir en las posturas de nuestros respectivos socios”. Es en estos mecanismos técnicos, a menudo menos visibles, donde se gana o se pierde la eficacia de los grandes acuerdos.



















