Michoacán implementa el Gran Hermano con precisión del 99.87%

En un alarde de progreso orwelliano, el ilustrísimo gobernador de Michoacán ha desvelado su última ocurrencia para solucionar los problemas de seguridad: un panóptico digital que escudriña los rostros de la plebe con la precisión de un dios tecnológico. No contento con las formas arcaicas de persecución, el mandatario ha decidido que el mejor modo de garantizar la tranquilidad ciudadana es convertir cada calle, cada camino rural y cada tienda Oxxo en un escenario de Blade Runner con antojitos.

El sistema, bautizado con el eufemismo de “plataforma SAFR”, promete una eficiencia del 99.87% a la hora de cazar delincuentes y desaparecidos, aunque calla prudentemente su porcentaje de éxito en la creación de una sociedad de sospechosos perpetuos. Las cámaras del C5, ese santuario de las comunicaciones cuyo nombre parece el resultado de un tecleo accidental, vigilarán sin pestañear para integrar a bancos, fiscalías y hasta la tienda de la esquina en una red de delación perfecta.

El gobernador, con la solemnidad de quien anuncia una obra de caridad y no la instauración de un estado policial, asegura que todo es por nuestro bien. Que los 319 rostros actualmente registrados —presuntos culpables, desaparecidos forzosos y clientes morosos de Oxxo— justifican el sacrificio de la privacidad en el altar de la seguridad. Así, Michoacán se suma al selecto club de estados que han intercambiado libertades por la promesa —siempre incumplida— de paz.

Queda claro que en el nuevo Michoacán digital, el ciudadano ideal es el que sonríe a las cámaras, paga sus deudas a tiempo y no cuestiona quién observa desde el otro lado del objetivo. El Gran Hermano, al fin, ha aprendido español… y viene con acento michoacano.

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