Morena convierte las elecciones judiciales en un concierto de acordeones

En un acto de transparencia revolucionaria que haría llorar de emoción a los fantasmas de la democracia, Morena ha decidido que los ciudadanos de Nuevo León no necesitan pensar, solo seguir instrucciones. Con la elegancia de un director de orquesta que reparte partituras a músicos analfabetas, el partido en el poder ha distribuido acordeones electorales para garantizar que el Poder Judicial suene afinado con los intereses de la 4T.

Los Servidores de la Nación, esos héroes anónimos del clientelismo moderno, han sido desplegados como repartidores de pizza, pero en lugar de pepperoni, llevan consigo la salsa de la obediencia. Según fuentes que prefirieron no ser identificadas (probablemente porque aún valoran su empleo), los paquetes de instrucciones democráticas incluían no solo los nombres de los candidatos oficialistas, sino también un manual de cómo marcar una boleta sin usar el cerebro.

En un giro tragicómico, los acordeones distribuidos en el Metro Exposición diferían levemente de los entregados a los militantes, como si se tratara de un menú político donde los platos fuertes cambian según el comensal. ¿Yasmín Esquivel para la Corte? Depende de a quién le preguntes. ¿Ángel Mario García? Solo en la versión premium.

Mientras tanto, el Gobierno estatal, en un acto de solidaridad partidista, ha implementado su propio Operativo Acordeón, donde los empleados públicos son convertidos en reclutadores forzosos. La consigna es clara: cada burócrata debe conseguir diez votos, o mejor dicho, diez firmas en blanco para el circo electoral. Así, entre presiones laborales y propaganda encubierta, Nuevo León se prepara para una elección donde el único voto libre será el de los candidatos oficialistas.

En resumen, lo que algunos llaman intervención indebida, otros lo celebran como democracia eficiente. ¿Para qué debatir ideas cuando puedes repartir hojas de ruta? La Suprema Corte del futuro, cuidadosamente seleccionada con acordeones en mano, promete ser tan independiente como un perro amaestrado. ¡Larga vida a la democracia 4.0 (versión sin opción de cancelar suscripción)!