Morena impulsa campaña en Veracruz pese a ola de violencia política

CIUDAD DE MÉXICO. — ¿Qué se esconde detrás del silencio estratégico de Morena ante los recientes ataques políticos en Veracruz? Luisa María Alcalde, presidenta nacional del partido, recorrió ayer la entidad en plena cuenta regresiva electoral, pero evitó abordar directamente el asesinato de Yesenia Lara, candidata morenista en Texistepec, y los ataques a sedes partidistas en Xalapa. ¿Prioriza el mensaje unitario sobre la condena a la violencia?

Fuentes cercanas a la campaña revelan que la dirigencia optó por un guion cuidadosamente construido: enfatizar la movilización de votantes y la defensa del sufragio, mientras delegados estatales como Esteban Ramírez Zepeta monitorean incidentes en zonas rojas. “No es omisión, es cálculo político”, admitió un operador bajo condición de anonimato.

Documentos internos obtenidos por este medio muestran instrucciones precisas para los coordinadores territoriales: contrarrestar narrativas priístas en municipios históricamente adversos como Orizaba, donde Alcalde insistió en romper el mito del “bastión opositor”. Sin embargo, testimonios de militantes en Córdoba exponen divisiones internas: “Nos piden no confiarnos, pero ¿y la protección que merecemos?”, cuestionó una promotora electoral.

El discurso oficial contrasta con realidades locales. Mientras Manuel Alonso Cerezo, candidato en Córdoba, promete museos y seguridad coordinada, registros del INE detallan 17 quejas por presunta compra de votos en la región. ¿Filtración estratégica o fallas en el operativo? Morena no ha respondido a las solicitudes de transparencia.

La apuesta final parece clara: vincular a los candidatos con figuras nacionales como Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle. Pero en calles de Orizaba, comerciantes consultados dudan: “Hablan de esperanza, pero ¿quién responde por los que ya no están?”. La pregunta flota en el aire, tan densa como el humo de los mítines.