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Muerte de empresario clave en red de corrupción de Tabasco

Un final abrupto enciende las alarmas y deja un capítulo crucial de la trama de corrupción tabasqueña sin respuestas definitivas.

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Muerte de empresario clave en red de corrupción de Tabasco

La fría celda de un penal estatal en Villahermosa se convirtió en el escenario final de Martín Alberto Medina Sonda, un estratega financiero cuyo nombre quedó irrevocablemente ligado a los colosales desfalcos al erario público de Tabasco durante la era de Andrés Granier. Su deceso no es solo el fin de un individuo; es el abrupto cierre de un capítulo crucial que deja más interrogantes que respuestas en una trama de poder y corrupción institucionalizada.

Las autoridades penitenciarias locales reportaron que, al momento del hallazgo matutino, no se detectaron indicios evidentes de agresión física en el cadáver del contador de 46 años. Esta declaración, en lugar de apaciguar, abre un abanico de especulaciones sobre las verdaderas circunstancias que rodearon su fallecimiento.

La Fiscalía General del Estado (FGE) ha emprendido una indagatoria ministerial formal para esclarecer las razones del fallecimiento de Medina Sonda. El reo, privado de su libertad desde 2014, cumplía múltiples sentencias, entre ellas una condena de 50 años por el grave delito de feminicidio, pintando el perfil de un personaje complejo y multifacético dentro del mundo del crimen.

La pieza fundamental de este rompecabezas era su alianza con José Manuel Sáiz Pineda, quien ocupó el cargo de Secretario de Planeación y Finanzas del estado durante el gobierno del priista Andrés Granier (2007-2012). Esta relación ejemplifica la peligrosa simbiosis entre el poder político y el empresarial.

Las investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera identificaron a Medina Sonda, entonces director general de Hereditas Consultores Patrimoniales, no como un simple socio, sino como el principal operador y blanqueador de capitales de Sáiz Pineda. Juntos orquestaron una sofisticada red de despachos contables que funcionó como una maquinaria perfecta para el saqueo de recursos públicos, con un monto estimado superior a los 2 mil 400 millones de pesos durante el sexenio de Granier.

El fruto de este expolio fue una cartera de lujo transnacional. Las pesquisas documentaron que el ex tesorero Sáiz Pineda, su cónyuge y Medina Sonda amasaron un imperio de siete inmuebles de alto valor en Nueva York, Los Ángeles, Miami y Houston, avaluados en 39.2 millones de dólares, complementado con siete cuentas bancarias en cuatro entidades financieras de Canadá, Bermudas y Estados Unidos.

El punto de inflexión que destapó las investigaciones por lavado contra Medina Sonda fue un incidente de novela policiaca: en noviembre de 2007, reclamó la propiedad de 8 millones de pesos en efectivo descubiertos en una aeronave en el aeropuerto de Mérida con procedencia de Tabasco. Un acto de audacia que, finalmente, comenzó a desenredar la madeja.

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