Mujer vinculada a proceso por fingir su secuestro en Sonora

La Trama Desenmascarada: Una Investigación que Desmontó el Engaño

La noticia de un secuestro en Hermosillo, Sonora, activó de inmediato todos los protocolos. Sin embargo, una pregunta persistente comenzó a rondar a los investigadores: ¿por qué las piezas no encajaban? La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) inició una pesquisa minuciosa que terminaría por revelar una verdad muy distinta a la narrada.

María Margarita “N”, una mujer de 50 años, se presentó el 18 de julio ante el Ministerio Público con un relato estremecedor: afirmó haber sido interceptada por dos sujetos, privada de su libertad, trasladada inconsciente a Ciudad Obregón y despojada de su vehículo y pertenencias. Su declaración encendió las alarmas y movilizó a numerosos elementos de seguridad pública.

Pero el escepticismo profesional de los agentes de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC) fue crucial. ¿Era posible que no hubiera testigos de un secuestro tan audaz? ¿Coincidían los tiempos y los desplazamientos? La indagatoria se centró en contrastar cada detalle de su versión con evidencia tangible.

Las pruebas recabadas fueron demoledoras y contradijeron punto por punto su testimonio. La investigación forense y el rastreo de cámaras de vigilancia demostraron que la mujer había manejado por su propio pie hasta Ciudad Obregón. Allí, las pesquisas confirmaron que alquiló una habitación de hotel por su cuenta. Finalmente, fue localizada en las inmediaciones de la Laguna del Náinari, en Cajeme, sin mostrar indicio alguno de haber sido víctima de un ilícito.

El impacto de su falsa denuncia fue considerable: se activaron operativos de búsqueda que consumieron recursos humanos y materiales valiosos, destinados a casos reales de desaparición. Además, la viralización de su caso en redes sociales generó una innecesaria zozobra colectiva.

Tras desmontar la farsa, las autoridades obtuvieron una orden de aprehensión en su contra. En la audiencia inicial, el juez determinó vincularla a proceso penal por el delito de falsedad de declaraciones ante una autoridad pública. Se le impusieron medidas cautelares para garantizar su presencia durante el proceso legal.

Este caso, más allá de la anécdota, plantea una reflexión profunda sobre las consecuencias de manipular los mecanismos de protección ciudadana. La FGJE reiteró su compromiso de investigar todas las denuncias con rigor, pero también envió un mensaje contundente contra aquellas conductas que socavan la credibilidad de las instituciones y dilapidan los esfuerzos en materia de seguridad pública. La búsqueda de la verdad, como demostró esta investigación, es implacable.

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