Narcoviolencia y sequía devastan la agricultura en Sinaloa

Acapulco, Guerrero. — Los agricultores de Sinaloa enfrentan un colapso sistémico: la guerra entre cárteles ha escalado a zonas rurales, coincidiendo con la peor sequía en décadas. Las presas operan al 7% de capacidad mientras el crimen organizado impone toques de facto, paralizando cosechas estratégicas como el maíz —que aporta el 20% de la producción nacional—.

La Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) alerta sobre el éxodo masivo de jornaleros migrantes, víctimas de balaceras y extorsiones. “Los módulos de riego ahora tienen jefes impuestos por grupos delictivos”, denuncia Roberto Bazúa, presidente de la AARC. Los datos oficiales revelan 1,200 homicidios y 1,100 secuestros en ocho meses.

La industria alimentaria opera en modo emergencia: horarios restringidos, rutas alternas y costos logísticos que se duplicaron. Marte Vega Román de Fundación Produce Sinaloa detalla: “El frijol que vendíamos a $20/kg ahora llega a $56 en tiendas. Los seguros contra secuestros encarecen toda la cadena”.

El detonante fue la captura en EUA de Ismael “El Mayo” Zambada, que desató una guerra de lealtades en el Cártel de Sinaloa. El conflicto alcanzó su punto crítico con el asesinato del líder ganadero Ramón Velázquez y la cancelación de la Expo Ganadera 2024.

Mientras el gobierno federal despliega operativos especiales, los productores implementan drones de vigilancia y apps de alerta temprana. Pero la solución de fondo —coinciden expertos— requiere combinar inteligencia artificial para seguridad rural con políticas hídricas disruptivas, como siembra de nubes o cultivos transgénicos resistentes a sequía.

Esta crisis multidimensional amenaza con disparar los precios de la canasta básica en México y reconfigurar el mapa geopolítico del narcotráfico en el Pacífico.