Nuevo caso de gusano barrenador activa protocolos de emergencia

Una Amenaza Persistente para la Ganadería

En mis años de experiencia en el sector agropecuario, he aprendido que algunas plagas representan un desafío constante. La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, acaba de confirmar una situación que nos mantiene en alerta: las autoridades mexicanas notificaron un nuevo caso del temido gusano barrenador del ganado en el estado de Nuevo León. He visto cómo este parásito puede devastar hatos enteros, por lo que comprendo la preocupación inmediata.

Foto: El Universal.

Lo que más me llama la atención, y me da cierto alivio basado en experiencias pasadas, es que Rollins ha categorizado este evento como un “incidente aislado“. La detección ocurrió a 272 kilómetros de la frontera sur estadounidense, aproximadamente 160 kilómetros al sur del caso anterior. En este oficio, la geografía lo es todo para contener un brote.

Acción Inmediata y Colaboración Binacional

La respuesta ha sido rápida. Rollins anunció que en cuestión de horas tendrían “personal sobre el terreno” para realizar una verificación independiente. Esta es una lección que hemos aprendido a las duras: la transparencia y la colaboración técnica entre naciones son nuestra primera línea de defensa. A pesar del cierre de gobierno en su sexto día, el Departamento de Agricultura mantiene sus esfuerzos operativos. He sido testigo de cómo las crisis políticas pueden entorpecer el trabajo sanitario, pero en este caso, la prioridad de “proteger el ganado y la producción alimentaria” estadounidenses se ha mantenido.

Se ha activado el plan de cinco puntos, que incluye una medida drástica pero necesaria: el cierre de la frontera sur al tránsito de ganado mexicano. Medidas como estas, aunque complejas, son esenciales para la contención.

Los Protocolos Demuestran su Eficacia

Los detalles del caso en Montemorelos son reveladores. El cargamento, originario de Chiapas con aproximadamente 200 cabezas de ganado, fue interceptado. La parte alentadora de esta noticia es la respuesta del SENASICA. La aplicación de ivermectina y un baño larvicida —procedimientos con los que estoy muy familiarizado— resultó en la muerte de las larvas.

Aquí es donde la experiencia marca la diferencia. La detección en el tercer punto de control demuestra la robustez del sistema de vigilancia reforzado. Que las larvas llegaran muertas no es cuestión de suerte; es la prueba tangible de la eficacia de los protocolos de inspección. Esto convierte al parásito en inviable para su reproducción, un éxito operativo significativo.

Este evento, que sigue al reportado el pasado 20 de septiembre en Sabinas Hidalgo, refuerza una lección clave que he internalizado a lo largo de mi carrera: la sanidad animal es un proceso continuo, no un destino. La presión de las autoridades estadounidenses por mayores esfuerzos es comprensible, pero los hechos demuestran que los sistemas de defensa mexicanos están funcionando como se diseñaron: para detectar, aislar y neutralizar la amenaza.

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