Obispo revela amenazas contra alcaldesa de Uruapan

Un grito de alerta desde el corazón de Michoacán

En un testimonio que desnuda la cruda realidad de la violencia política en México, el obispo de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, ha levantado la voz para denunciar públicamente que la alcaldesa de Uruapan, Grecia Quiroz, viuda del recién asesinado Carlos Manzo, continúa recibiendo amenazas junto con su cabildo, sumiendo a la administración municipal en un estado de indefensión y zozobra.

El relato de un paisaje de temor

Durante la CXIX Asamblea Plenaria de Obispos, Navarro Rodríguez compartió un vívido relato de su visita a Uruapan para oficiar una misa en el séptimo día del novenario de Carlos Manzo. Su descripción pinta un cuadro desgarrador: “Recorrí la plaza, un espectáculo de dolor, de intranquilidad de la gente”. Antes de la ceremonia en la parroquia de San Francisco de Asís, el cuerpo de gobierno municipal solicitó una conversación privada. El prelado los describió sin ambages: “Los vi temerosos, los vi con miedo, los vi indefensos”, confirmando que continúan recibiendo intimidaciones sistemáticas.

La vulnerabilidad tras el poder

La situación de la alcaldesa Quiroz ilustra una paradoja moderna: quien ejerce la máxima autoridad municipal se ha convertido en el blanco más vulnerable. El obispo expresó su honda preocupación por esta transformación abrupta: “No sé cuánto ella pueda también sobrellevar esto, después de que era el ama de casa que estaba con su esposo, apoyándolo, y ahora pues aceptó ser alcaldesa y su papel es muy delicado”. Aunque confirmó que la edil cuenta con protección, cuestionó su eficacia real frente a amenazas persistentes.

Cuestionamientos a la estrategia de seguridad

Las declaraciones del Monseñor Navarro Rodríguez contienen una crítica demoledora a los mecanismos estatales de protección. Al referirse al Plan Michoacán, expresó escepticismo sobre si el simple aumento de recursos materiales y elementos de seguridad bastará para pacificar la región. Su cuestionamiento más contundente apunta al corazón del aparato de inteligencia: “Si la que pusieron para cuidar a Carlos Manzo, es la misma inteligencia para evitar que alguien acosara sexualmente a la Presidenta de la República, creo que estamos muy distantes de también creer que no las armas, no matar criminales, sino esta inteligencia de los que saben armar estrategias, puede de veras asegurarnos que no vaya a suceder algo”.

Esta analogía expone una incómoda verdad sobre la calidad de los protocolos de seguridad en México, donde la sofisticación del crimen organizado supera consistentemente las capacidades institucionales, dejando a funcionarios públicos y ciudadanos en un estado de vulnerabilidad permanente.

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