La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un contundente mensaje al concluir su Asamblea Plenaria, en el que expresó profunda preocupación por la situación social, económica y política del país. Los obispos aseguraron que no pueden permanecer “indiferentes ante el sufrimiento del pueblo” ni guardar neutralidad “cuando está en juego la dignidad de las personas”.
En el documento, los integrantes de la CEM señalaron que diversos discursos públicos construyen una narrativa que “no corresponde a la experiencia cotidiana de millones de mexicanos”. Afirmaron que, pese a que desde el poder se asegura que la violencia va a la baja, muchas familias continúan viviendo con miedo constante y otras han perdido seres queridos en hechos que siguen sin resolverse.
La CEM también cuestionó la estrategia anticorrupción, al señalar que no existe una verdadera voluntad de esclarecer casos “graves y escandalosos”, lo que mantiene un clima de impunidad. En materia económica, afirmaron que mientras se asegura que el país avanza, muchas familias no logran cubrir su canasta básica y jóvenes enfrentan una falta creciente de oportunidades laborales.
Otro de los puntos destacados fue la preocupación por el debilitamiento de la vida democrática. Los obispos denunciaron que quienes expresan opiniones críticas son descalificados desde las más altas tribunas del poder, al mismo tiempo que se han comprometido instituciones encargadas de garantizar la participación ciudadana, lo que —advirtieron— concentra el poder de manera arbitraria.
“Vivimos tiempos difíciles; la violencia se ha vuelto cotidiana. Ese cáncer del crimen organizado que padecemos desde hace años ha extendido sus tentáculos por gran parte del país”, alertó la CEM, tras hacer un recuento de los hechos que han marcado la vida nacional en los últimos meses.
Finalmente, los obispos llamaron a impulsar una “conversión personal y social” que permita alcanzar una verdadera transformación. Señalaron que detrás de las cifras oficiales de inseguridad, pobreza e injusticia hay “rostros concretos, familias destrozadas, madres que lloran a sus hijos y comunidades indefensas”, por lo que hicieron un llamado urgente a poner en el centro la dignidad humana y el bienestar colectivo.















