Culiacán, Sinaloa — La violencia extrema resurge con crudeza: 14 hombres asesinados en menos de 48 horas, incluyendo un descuartizamiento exhibido en una jaba naranja. Un desafío directo al operativo militar con 1,500 soldados y 300 fuerzas especiales desplegados recientemente.
El epicentro fue la capital estatal, donde cuatro víctimas —previamente reportadas como desaparecidas— aparecieron bajo el puente Rolando Arjona. La tecnología forense y el rastreo de ADN fueron clave para su identificación: Luis Alberto (43), Carlos Gerardo (45), José Ángel (60) y Martín Tadeo (46).
La colonia López Mateos vivió dos ataques simultáneos: Bartolo (45) ejecutado al salir de su casa, mientras César Antonio (32) moría en el hospital por impactos de bala. Drones de vigilancia captaron la huida de los sicarios en vehículos sin placas.
En la Aquiles Serdán, Miguel (19) cayó bajo fuego cruzado mientras circulaba en moto. Sus atacantes —posiblemente vinculados a cárteles rivales— usaron pistolas con silenciador, según pericias balísticas.
La inteligencia artificial aplicada a cámaras de seguridad reveló los movimientos de los grupos armados. En Tepuche, un cuerpo en descomposición con marcas de tortura permanece sin identificar, pese al uso de reconocimiento facial.
El hallazgo más brutal ocurrió en Ahome: cinco cadáveres junto a la carretera México-Nogales, uno desmembrado. Analistas de datos vinculan los crímenes al ajuste de cuentas tras el asesinato de “El Tito”, líder narco eliminado días antes en el penal de Goros Dos.
Esta espiral refleja la guerra por el control del fentanilo, donde tácticas de terror sustituyen la clandestinidad. Expertos en ciberseguridad alertan sobre el uso de redes oscuras para coordinar estos ataques, mientras colectivos exigen acciones concretas contra la impunidad del 98% en estos casos.