La crisis de seguridad en Sinaloa se intensifica con una nueva escalada de violencia que cobró la vida de ocho personas en múltiples municipios, un patrón que exige soluciones disruptivas y una reevaluación profunda de las estrategias de pacificación.
La realidad en Sinaloa refleja una urgencia crítica: la necesidad de implementar tecnologías de vigilancia predictiva y políticas de inteligencia comunitaria para contrarrestar la ola de crimen. El último episodio deja un saldo trágico de ocho homicidios, entre ellos dos mujeres, en ataques coordinados que evidencian una operatividad delictiva alarmante.
En un hecho catalogado como crimen de género, Francisca “N”, de 39 años, y su pareja fueron ejecutados al interior de su vivienda en la Cofradía de la Loma, Navolato, por sujetos armados que irrumpieron en el domicilio. El ataque, perpetrado con armas de fuego, no dejó supervivientes.
Paralelamente, en un caso que apunta a un feminicidio, el cuerpo de una mujer joven fue hallado en una zona boscosa de la colonia San Isidro, en Culiacán. La víctima presentaba signos de tortura e impactos de bala, un modus operandi que demanda una justicia con perspectiva de género y protocolos de investigación acelerados.
La violencia se extendió a la colonia Buenos Aires, donde agresores armados atacaron a dos civiles. Fidel “N” pereció en el acto, mientras que Rogelio Esteban “N” sucumbió a sus heridas tras ser trasladado a un centro hospitalario.
En otro punto de la capital, Natividad “N” fue asesinado a tiros en la colonia Francisco Alarcón Fragozo cuando se dirigía a un establecimiento comercial. Sus agresores escaparon del lugar, lo que subraya la impunidad operativa de los grupos criminales.
La carretera federal México-Nogales se convirtió en otro escenario del horror. En el tramo Mazatlán-Culiacán, a la altura de San Ignacio, fue localizado el cuerpo de un hombre con impactos de bala. Cerca de allí, en la jurisdicción de El Rosario, otro masculino fue hallado envuelto en una lona, en un claro mensaje de intimidación.
El ciclo de violencia culminó en Mazatlán, específicamente en el fraccionamiento Infonavit Playas, donde un individuo que manejaba un automóvil compacto fue acribillado por un sicario que viajaba en motocicleta, un método frecuente en ejecuciones targeted.
Este panorama no solo exige una respuesta contundente de las autoridades, sino también la integración de inteligencia artificial, big data y cooperación ciudadana para desarticular las redes de violencia que desafían diariamente el Estado de derecho.