Una Carrera Contra el Tiempo en las Sombras
Con el plazo de 90 días al borde del vencimiento, una coalición de organizaciones de la sociedad civil alza la voz para exigir respuestas. La pregunta que flota en el ambiente es incómoda y directa: ¿los protocolos para prevenir la violencia sexual en las escuelas básicas son una realidad o solo un compromiso en el papel?
No se trata de una solicitud amable, sino de una exigencia contundente. Grupos como Alumbra, Early Institute y Te Protejo México, entre otros, han interpelado directamente a la Secretaría de Educación Pública (SEP). Su demanda es triple y concreta: hacer público el estado real de los avances, verificar la calidad sustancial de los documentos presentados por las autoridades estatales y municipales, y, lo más crucial, garantizar que estas medidas trasciendan el ámbito burocrático para materializarse en la seguridad cotidiana de las aulas.
Más Allá del Cumplimiento: La Calidad de la Protección
La investigación periodística revela que la simple entrega de documentos no es suficiente. Las organizaciones no solo piden verificar si los protocolos existen, sino si cumplen a cabalidad con los Lineamientos oficiales. Estos incluyen desde la detección e intervención inicial hasta la notificación, canalización y, fundamentalmente, las medidas de no repetición. ¿Están los estados simplemente “firmando” un checklist o están construyendo mecanismos robustos y efectivos?
La demanda se profundiza con un llamado a la formación integral. No basta con un protocolo reactivo; se necesita una prevención primaria basada en una educación en sexualidad integral. Esto implica capacitar a toda la comunidad escolar en derechos humanos, ciberseguridad, perspectiva de género y desarrollo de habilidades socioemocionales. La pregunta incisiva es: ¿se está invirtiendo en formar a los docentes para que sean la primera línea de defensa?
Conectando los Puntos: Del Directorio a la Acción
Uno de los eslabones más críticos y, a menudo, más débiles, es la canalización posterior a la detección. Las ONG exigen la creación y difusión de un directorio actualizado de instituciones y organizaciones especializadas. Este no es un mero trámite; es la diferencia entre una denuncia que se pierde en el sistema y una víctima que recibe atención oportuna y especializada. ¿Este directorio es una realidad operativa o otra promesa pendiente?
El testimonio conjunto de las organizaciones es claro y contundente: “Es indispensable que autoridades, docentes, familia y sociedad en su conjunto demos seguimiento puntual y busquemos el cumplimiento efectivo de las acciones planteadas”. Esta frase no es un deseo, es una advertencia. La revelación final de esta investigación es que, sin una vigilancia ciudadana constante, México corre el riesgo de seguir encabezando las trágicas estadísticas de abuso sexual infantil, perpetuando un ciclo de impunidad y dolor en los lugares que deberían ser los más seguros para la infancia.