Oro valuado en 10 millones desaparece tras accidente de helicóptero

Misterio en la sierra mexiquense tras desplome de aeronave

El helicóptero que se estrelló el pasado martes en el municipio de Tepetlixpa, Estado de México, transportaba un cargamento de 300 kilogramos de oro en lingotes, cuyo paradero actual se desconoce por completo tras el siniestro.

El metal precioso, con un valor estimado en 10 millones de pesos, forma parte central de la investigación conjunta que realizan autoridades estatales y federales para esclarecer las circunstancias del accidente aéreo que cobró la vida de dos personas.

Las víctimas fatales han sido identificadas como el piloto de la aeronave y un custodio de la empresa Cometra, especializada en logística y transporte de valores de alto riesgo.

Ruta crítica y desaparición del cargamento

Según los reportes preliminares, el helicóptero Airbus EC130 B4, con matrícula XA-QST, había despegado desde la mina Media Luna en Cocula, Guerrero, propiedad de la corporación canadiense Torex Gold Resources.

La trayectoria planeaba concluir en la Ciudad de México, pero aproximadamente a las 15:30 horas, la aeronave se precipitó a tierra en el Paraje Las Palmas, cerca de la Carretera Amecameca-Cuautla, en los límites con el Estado de Morelos.

El despliegue inicial de respuesta incluyó a elementos de Seguridad Pública, Protección Civil y Bomberos de Tepetlixpa, seguidos por personal de diversas dependencias estatales y federales.

Incógnitas por resolver

Un dato que intensifica el misterio: aunque la bitácora de vuelo registraba cinco personas a bordo, en el lugar del impacto sólo fueron hallados los cuerpos sin vida de dos ocupantes. El paradero de las otras tres personas permanece desconocido.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) ha iniciado una línea de investigación específica para localizar el oro desaparecido, mientras que la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) conduce una indagatoria paralela para determinar las causas técnicas y operativas del siniestro.

Este incidente pone bajo los reflectores los protocolos de seguridad en el transporte de metales preciosos y la sofisticación del crimen organizado para interceptar cargamentos de alto valor.