Otro excandidato político cae víctima de la violencia en Morelos

En un giro que nadie pudo prever (excepto quizá los 287 analistas de seguridad que llevan décadas advirtiéndolo), el cuerpo del excandidato Hernán García Villegas apareció decorando un barranco morelense como si fuera una instalación artística sobre la democracia mexicana. La obra, titulada “Balas sobre papeletas”, incluía detalles interactivos: casquillos percutidos y el clásico “aquí-fue-el-crimen-pero-no-hay-culpables” que tanto aplaude nuestro sistema judicial.

El alcalde César Dávila Díaz, en un emotivo monólogo digno de los Óscar, declaró llorar lagrimones de cocodrilo institucional: ¡Qué hombre más bondadoso! (aunque no tanto como para protegerlo cuando estaba vivo). Sus palabras, talladas en bronce y vacías como las promesas electorales, resonaron frente a los familiares del difunto, quienes seguramente encontrarán consuelo en saber que su ser querido ahora forma parte de las estadísticas que nadie lee.

Este espectáculo se estrena apenas semanas después del asesinato del ex Comisariado de Bienes Comunales, porque en Huitzilac la temporada de caza política está permanentemente abierta. Los críticos aplauden la consistencia del guion: mismos villanos, mismos discursos y, por supuesto, mismo final donde las pesquisas se pierden en el abismo más profundo que el barranco del cadáver.

Mientras tanto, en la taquilla del país, los boletos para este circo macabro siguen agotándose. Próximamente en cartelera: “¿Quién será el próximo funcionario en convertirse en mártir involuntario?”, patrocinado por la impunidad premium y la indiferencia colectiva.