La dirigente del PAN en la capital, Luisa Gutiérrez, junto al legislador federal Federico Döring, han interpelado al gobierno de la Ciudad de México para que erija un memorial en honor a las víctimas fatales de la explosión en el Puente de la Concordia. La propuesta busca, en particular, perpetuar la memoria de Alicia Matías, la mujer que con un acto de valor supremo protegió con su cuerpo a su nieta durante la tragedia.
¿Qué impulsa a una persona a dar su vida por otra? Los testimonios recabados pintan un cuadro de heroísmo familiar en medio del caos. “Ella cubrió a su nieta con su propio cuerpo. Un memorial debe recordarnos estos testimonios imborrables de amor, pero también el dolor y el sufrimiento de todos aquellos a quienes esta tragedia les arrebató la vida”, declararon los representantes panistas, cuya iniciativa va más allá de la piedra y el cemento.
Nuestra investigación revela que el proyecto no solo honraría a los fallecidos, sino que también rendiría homenaje a los sobrevivientes, muchos de los cuales cargan con profundas secuelas físicas y emocionales, preguntas sin respuesta y una lucha diaria que permanece invisible para el grueso de la sociedad.
Los documentos a los que este medio ha tenido acceso muestran que la petición se sustenta en el marco legal. Gutiérrez y Döring han señalado directamente a la jefa de Gobierno, Clara Brugada, apelando a su voluntad política para materializar, en un futuro próximo, un acto que dignifique la memoria de Alicia Matías y todas las víctimas. “La señora Alicia Matías Teodoro y el resto de las víctimas merecen un espacio para rendirles amor y recuerdo por su valentía”, subrayaron.
¿Está la administración capitalina escuchando el clamor por un lugar de duelo y recuerdo? La propuesta específica invoca el artículo 72, Fracción VI, de la Ley de Víctimas, y el artículo 11, Fracción III, de la Ley de Memoria de la CDMX, un detalle legal que sugiere una minuciosa preparación y que trasciende la mera solicitud simbólica para convertirse en una exigencia fundamentada en derechos.
El legado de Alicia, según concluyen los promotores de esta idea, permanecerá para siempre. Pero la pregunta que flota en el aire es si su sacrificio, y el de todos los demás, se convertirá en un punto de reunión para el recuerdo colectivo o se desvanecerá en la indiferencia. La ballesta está ahora en la cancha del gobierno.