El Llamado en el Silencio Oficial
Desde las altas esferas de Petróleos Mexicanos, una voz se alza para cuestionar un paradigma establecido. Víctor Rodríguez Padilla, director de la empresa estatal, no solo administra una crisis; parece estar intentando reconfigurar el debate energético nacional. Su petición de reabrir la discusión sobre la expansión del fraccionamiento hidráulico para extraer hidrocarburos no es una mera declaración técnica. Es un guante arrojado al centro de una polémica que el gobierno actual había dado por zanjada.
La Delgada Línea entre lo Convencional y lo Prohibido
¿Qué secretos se esconden detrás de la semántica? “Sí hacemos fracturación hidráulica de forma convencional, pero no hacemos fracking“, declaró Rodríguez Padilla ante la atenta mirada de los diputados. Esta distinción, aparentemente técnica, abre un abanico de interrogantes. ¿Es solo una cuestión de escala o de técnica? La investigación revela que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto se realizaron 25 pruebas documentadas, un programa que, oficialmente, fue suspendido a partir de 2018. La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿esa suspensión fue total o simplemente se transformó?
Una Encrucijada Existencial para la Paraestatal
Más allá de los tecismismos, el directivo pintó un cuadro crudo de la realidad de Pemex: una empresa con una deuda abultada y una plataforma de bombeo decreciente. Frente a las preguntas de las diputadas Patricia Flores Elizondo y Genoveva Huerta Villegas sobre la caída en producción, su respuesta fue un reconocimiento tácito de una encrucijada existencial. “México todavía tiene un gran potencial… pero es decisión que tiene que tomar el pueblo de México”, afirmó, colocando sobre la mesa una disyuntiva de enormes proporciones.
Los Recursos Invisibles y la Sombra del Proyecto ATG
La narrativa oficial se quiebra cuando se examinan los documentos. Rodríguez Padilla admitió que la extracción convencional “ya se terminó”. Pero, ¿a qué costo ignora la nación otros “70 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente” en yacimientos no convencionales? Aquí es donde la investigación periodística conecta puntos cruciales. Mientras el director hablaba en la Cámara, la Alianza Contra el Fracking asegura que la práctica no solo se ha investigado, sino que ya se realiza en el Proyecto Aceite Terciario del Golfo (ATG).
Los propios reportes de Pemex a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos detallan la magnitud de este proyecto: 29 campos, con 4,779 pozos completados y 1,145 produciendo al cierre de 2024. Estas cifras, frías y administrativas, contradicen la narrativa de una suspensión total y plantean una inquietante posibilidad: ¿estamos ante un desarrollo energético encubierto?
La Revelación Final: Un Futuro que se Decide entre Sombras
El verdadero meollo del asunto, sin embargo, va más allá de la técnica. La intervención del director de Pemex trasciende lo operativo para adentrarse en lo político. Su cuestionamiento —”¿Seguimos siendo país petrolero o nos vamos a la transición?”— no busca una respuesta simple. Revela una lucha interna, un forcejeo por definir el alma energética de México en un momento de crisis. La evidencia sugiere que, mientras el debate público se centra en prohibiciones, en los pasillos de Pemex y en los campos del norte del país, el futuro energético ya se está escribiendo, con o sin el consentimiento explícito de la ciudadanía. La fractura, al parecer, no solo es hidráulica, sino también discursiva e institucional.














