La Senda de la Reestructuración: Una Mirada desde Adentro
Desde mi perspectiva, tras años observando la evolución de Petróleos Mexicanos, el anuncio de reducir la deuda financiera a 85,000 millones de dólares no es solo una cifra en un reporte; es un respiro estratégico. He visto cómo la carga de los intereses puede paralizar incluso a los gigantes más robustos. La proyección de Víctor Rodríguez Padilla, de recortar el pasivo desde los 98,000 millones reportados en junio, señala un cambio de rumbo tangible. Recuerdo claramente la escalada durante sexenios anteriores, donde la deuda se duplicó, y hoy, alcanzar el nivel más bajo desde 2014 no es un simple logro contable, sino una lección aprendida sobre la austeridad forzada.
En la práctica, la comparecencia en la Cámara de Diputados revela una verdad cruda: las decisiones de financiamiento tomadas en el momento equivocado se convierten en una losa para toda la nación. Las calificadoras, esos árbitros implacables del riesgo, finalmente están reconociendo el esfuerzo, pero he aprendido que su “ok” es solo el inicio. La verdadera batalla está en liberar recursos para invertir en la operación diaria, no solo en pagar intereses. La meta de sostenibilidad para 2027, con una producción de 1.8 millones de barriles diarios y la autosuficiencia en gasolinas nacionales, es ambiciosa, pero en mi experiencia, sin un balance saneado, esos objetivos quedan en el papel.
El Desafío Operativo: Proveedores y Combustible Ilícito
Uno de los problemas más recurrentes que he atestiguado es la tensión con la cadena de suministro. El mecanismo con Banobras para pagar a proveedores y contratistas es un paliativo necesario. La lección es clara: una empresa que no paga a tiempo, tarde o temprano ve mermada su capacidad productiva. Por otro lado, el combate al huachicol fiscal, ese contrabando de combustibles que surgió con la apertura del mercado en 2017, es una batalla que va más allá de lo operativo; es una cuestión de soberanía energética. Ajustar el precio de la gasolina al mercado es un paso, pero la experiencia me ha enseñado que sin una vigilancia férrea y una estrategia integral, el problema resurge.
Las interrogantes sobre la refinería Dos Bocas y los adeudos pendientes son sintomáticas de los retos estructurales. La respuesta del director, enfocada en este primer año de gestión, refleja una realidad: sanear una empresa de esta magnitud es un maratón, no un sprint. La credibilidad no se gana con anuncios, sino con resultados sostenidos que, poco a poco, restablezcan la confianza en la columna vertebral energética de México.




















