Profepa clausura Dolphinaris por maltrato animal y negligencia

Foto: El Universal.

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La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha dado un golpe contundente al turismo depredador al decretar la clausura total y definitiva de Dolphinaris Barceló en Quintana Roo. Este centro de entretenimiento, operado por Acuario Arrecifal, S.A. de C.V., acumuló siete violaciones graves a la normativa ambiental, incluyendo maltrato sistemático, ocultamiento de incidentes y prácticas que ponían en peligro la vida de los delfines.

Las irregularidades documentadas revelan un patrón de negligencia:

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• Trato indigno hacia los ejemplares
• Omisión en reportar incidentes de riesgo
• Acrobacias no autorizadas
• Uso de animales en espectáculos durante tratamientos médicos
• Sobrecarga en interacciones con visitantes
• Falta de evaluaciones médicas periódicas
• Descontrol en la temperatura del agua

Las consecuencias no se hicieron esperar: una multa millonaria de 7.5 millones de pesos y el cierre permanente del establecimiento, sellado físicamente como medida ejemplar. Mariana Boy, procuradora federal, fue contundente: “Quien maneje mamíferos marinos debe responder por cada vida bajo su cuidado”.

El caso del delfín Mincho destapó la verdadera naturaleza del negocio. En noviembre de 2020, durante un espectáculo, el animal chocó violentamente contra el concreto de la piscina. Lo grave: nunca se reportó el incidente y, pese a que el veterinario recomendó 15 días de reposo, Mincho fue obligado a trabajar a los dos días. Peor aún: el centro omitió los exámenes médicos obligatorios para monitorear su recuperación.

Hoy, con 35 años, Mincho sobrevive en otro delfinario con secuelas irreversibles: ceguera total en un ojo y visión reducida al 60% en el otro. Profepa ha presentado una denuncia penal ante la FGR, que podría derivar en prisión para los responsables. Este caso marca un precedente histórico en la protección de especies marinas en México.

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¿Es hora de repensar el turismo con animales? La clausura de Dolphinaris no es solo el fin de un negocio, sino el inicio de una nueva conciencia sobre el verdadero costo del entretenimiento a costa del sufrimiento animal.

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