Protesta en CETis 78 por acusaciones de acoso deriva en agresiones al director

Una protesta estudiantil en el CETis 78 de la colonia Tampico-Altamira escaló hasta convertirse en un serio altercado este miércoles, cuando alumnos iniciaron una manifestación pacífica que rápidamente derivó en actos vandálicos y agresiones físicas contra el director del plantel, Julio César Barrón Morales.

 

Los estudiantes acusan al directivo de presunto acoso sexual y conductas impropias hacia miembros de la comunidad estudiantil, específicamente hacia dos alumnas, lo que generó una reacción colectiva de indignación.

 

Según los reportes iniciales, la movilización comenzó de manera organizada, pero en cuestión de minutos la situación se descontroló. Un grupo de estudiantes inició el rompimiento de ventanas y causó daños considerables a las instalaciones educativas, creando un ambiente de caos y tensión dentro del centro escolar.

 

El punto crítico se alcanzó cuando varios jóvenes intentaron agredir físicamente al director, quien tuvo que ser protegido y resguardado por personal docente y administrativo dentro de las oficinas del plantel. La intervención de la Guardia Estatal fue necesaria para contener la escalada de violencia.

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Elementos de seguridad arribaron en múltiples unidades al CETis 78 con el objetivo de calmar los ánimos y prevenir que los disturbios se extendieran o generaran consecuencias más graves. La presencia de las fuerzas estatales logró estabilizar temporalmente la situación, aunque el clima de confrontación permaneció latente. Durante el desarrollo de los eventos, los manifestantes exigieron de manera enfática la renuncia inmediata de Barrón Morales, sosteniendo que su conducta hacia las estudiantes había transgredido los límites éticos y profesionales esperados en un cargo directivo.

 

Hasta el momento, las autoridades educativas superiores no se han pronunciado oficialmente sobre las acusaciones de acoso, ni sobre los daños materiales ocurridos durante la protesta.

 

Este incidente ha generado preocupación entre padres de familia y miembros de la comunidad educativa, quienes exigen que se realice una investigación transparente y exhaustiva que permita esclarecer la veracidad de las acusaciones contra el director. Simultáneamente, se demanda identificar a los responsables de los actos vandálicos y las agresiones físicas, para aplicar las sanciones disciplinarias y legales que correspondan.

 

El caso pone en evidencia la necesidad de protocolos claros contra el acoso y mecanismos de comunicación confiables entre estudiantes, familias y autoridades escolares.

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