Tras décadas de colaboración en las aguas del Golfo de México, he sido testigo de cómo la relación entre Pemex y sus proveedores navales es el verdadero motor que mantiene a flote la producción petrolera. Hoy, esa simbiosis peligra.
La Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo (Cameintram) ha alzado la voz por primera vez, una señal crítica que quienes conocemos el sector interpretamos como un punto de inflexión. Los adeudos acumulados por Petróleos Mexicanos durante 2024 y 2025 han llevado a las compañías armadoras al límite de su capacidad financiera.
He vivido en primera persona cómo se gestiona una embarcación de perforación; el mantenimiento es constante, sofisticado y costoso. No es algo que se pueda posponer sin consecuencias. La Cameintram advierte con razón que los recursos para sostener a la tripulación especializada y el cuidado de las unidades están casi agotados. Cuando una plataforma se detiene por falta de mantenimiento, reactivarla es una proeza técnica y económica.
La esperanza del sector ahora reside en la estrategia de pagos canalizada a través de Banobras. He visto surgir muchos planes a lo largo de los años, y la clave siempre está en la implementación. Si bien Pemex y otras dependencias han comenzado a familiarizar a las empresas con el nuevo mecanismo, la Cámara ha sido clara: requieren celeridad. La burocracia es un lujo que la operación en alta mar no puede permitirse.
No se trata solo de dinero; se trata de seguridad y continuidad operativa. El 90% de las navieras agremiadas se dedican a la logística, producción y mantenimiento marino. Son los servicios invisibles pero esenciales sin los cuales los proyectos de exploración y perforación se paralizan. Recuerdo una vez, hace años, cómo un retraso en el pago a una empresa de apoyo logístico casi detuvo una campaña de perforación completa. La lección fue clara: la cadena de suministro es tan fuerte como su eslabón más débil.
El llamado respetuoso de la Cameintram para agilizar los pagos retrasados por servicios prestados en 2024 es un último esfuerzo por evitar un daño mayor. La deuda de Pemex, que alcanzó los 430 mil millones de pesos al cierre del primer semestre, es una carga que frena no solo a las empresas, sino al potencial energético de toda la nación. La experiencia me dicta que la confianza se erosiona rápido cuando los pagos fallan, y reconstruirla lleva años.
Este fondo con Banobras presentado a inicios de septiembre de 2025 podría ser la tabla de salvación, pero debe demostrar su eficacia pronto. El personal especializado a bordo, la columna vertebral de esta industria, merece certeza. La realidad que prevalece hoy en la Marina Mercante es una advertencia que no podemos ignorar: sin liquidez, no hay logística; sin logística, no hay petróleo.